Separatismo


Los ruidos del separatismo apenas dejan conciliar el sueño a la noche, y durante el día, al no buscar el construir, se gasta la vida en desplantes a la ley y al orden, y en buscar estrategias, cada vez más retadoras, donde florecen los héroes locales por sus valentonadas propuestas en público y, en privado,  el bisbiseo de la traición y de la ruptura para el día siguiente. 

Se vale todo, menos la unidad. Claro, todo esto ya se venía alimentando desde la enseñanza. Cada una de las materias estudiadas se plantea a su aire, sin relación con las demás. No hay manera de construir a partir de unos principios porque todo se cuestiona. El para qué sirve esto, deja sin voz apenas a la filosofía y a las materias relacionadas con el espíritu por obsoletas e inútiles.

Entonces cada materia es un mundo "separado", y a esto se le denomina libertad de espíritu, madre del relativismo vigente. La autonomía de la razón se impone. En vez de dirigirse a un fin concreto, se navega en círculos, cada vez más amplios, con la esperanza de que, con tiempo y  un método  bien calculado y  medido, se acabará encontrando algo de valía, sin saber exactamente de qué se trata ni qué se busca. Pero completar cada uno de esos círculos puede llevar la vida entera.

Sin embargo, ya todos sabemos, si así se quiere, de dónde venimos, a dónde vamos, y quiénes somos.



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