Hoy se celebra la Anunciación, pero, ¿son buenas las noticias del cielo?

"El ángel del Señor anunció a María, y concibió del Espíritu Santo". Esta es la gran noticia, la noticia más relevante de todos los tiempos. Es el parteaguas de la historia, donde se da la "plenitud de los tiempos". No hay nada semejante antes, ni lo habrá después. No se trata del prodigio de un Dios haciéndose hombre, que no es poca cosa, aunque los griegos lo habían concebido en su mitología. Se trata del fin de esa  transformación: sin dejar de ser dios, se hace hombre..."para" la salvación del hombre. Es la noticia que celebramos hoy.

El "abajamiento" es siempre un hacerse menos. En este sentido, se trata de algo negativo. Pero es el fin en donde encontramos el sentido de cualquier acción. De esta manera vemos que sí, que bajo determinadas circunstancias, "el fin justifica los medios". Así vemos como en el mismo mensaje, se le comunica a María que su parienta Isabel ha concebido en la ancianidad..."porque no hay nada imposible para Dios". El hombre había roto el plan divino, aceptando en el Edén la oferta diabólica, pero el "amor esencial" rescata lo que se había perdido. Nadie podía salvarse, pero no quiso abandonar a su criatura.

Las noticias de la tierra, no dejan de tener un sesgo negativo. Parecen fijarse en ese "pequeño detalle" de la naturaleza caída del hombre y en sus consecuencias, por un lado; por otro, quienes trabajan en los media, y sus dueños, saben un pco de psicología económica y saben que las ventas se incrementan con los escándalos y los aspectos negativos de la vida, pues los lectores piensan de la noticias negativas: Uff, de buena me he librado, y lo ven como si se hubieran librado de una plaga. Mientras, las noticias positivas, producen envidia y se ven con malos ojos al pensar que se ha perdido una buena oportunidad. Al menos así lo razonaba el gran  teórico de la comunicación Marshall McLuhan, con cierta ironía, cuando le cuestionaban sobre le tendencia mediática de insistir sobre los aspectos negativos de la vida.

Ahora bien: ¿cómo son las noticias venidas del cielo? Las noticias del cielo, por provenir del que es "bueno" tienen, necesariamente que ser buenas, según hemos visto en el ejemplo anterior. Ahora, bien, los hombres por necesidad o por negligencia acomodan la "palabra" a la situación concreta. Pongamos un ejemplo, entre muchos más diseminados en la Sagrada Escritura. Hay un momento que se le pregunta a Jesús: "¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier motivo?". La respuesta deja en entredicho al mismo Moisés, pues   él lo permitió debido a la "dureza de vuestro corazón". Pero, se añade en seguida, la interpretación correcta: "Al principio no fue así". Es decir, Dios los creó hombre y mujer, para que fueran "una sola carne". Y, "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre". 

Es decir, el mal radica en la dureza del corazón, pues no permite la entrega, exigencia del amor verdadero, del único amor. El hombre no se justifica ni se define por sus "tendencias". Esta es la discusión hoy en torno a las "uniones del mismo género". Son un mal, y los males se "corrigen" pero no se "bendicen". Sería un absurdo. Por supuesto, se debe "acoger" a quien tiene una tendencia así, sin que importe su origen, pero el "unirse" a otro que tenga la misma tendencia, no la convierte en algo bueno. En otro pasaje del Evangelio, Jesús demuestra toda la compasión posible con la mujer adúltera, condenada por todos, pero la despide, sin condenarla, con un "no peques más". 

Por eso conviene, en primer lugar, escuchar la palabra que viene de lo alto, sin "desvirtuar" su significado. El ser es lo que es,  pero las "tendencias" de ese ser, son otra cosa: no podemos confundir una cosa con otra. El ser no se puede cambiar; las tendencias, sí. No por cambiar el sexo a una persona, se le cambia el ser. Esa persona continuará siendo por siempre, lo que es: hombre o mujer, con todas las tendencias que se quieran. 

Porque Dios ha dotado al hombre de una "naturaleza" que nadie puede cambiar,  apta incluso para transformarse y gozar eternamente de su creador.