¿La suerte de ser pecadores?



El regreso del hijo pródigo, Rembrandt. (s. XVII)




¿Ser pecador es una desgracia?

Veamos. En cierta ocasión, Jesucristo se le apareció a sor Faustina Kowalska, la monja polaca fallecida en 1938, hoy ya en los altares, y le dijo: --Faustina, no estoy contento de ti. Ella se contristó en lo más íntimo, y le contestó: --Señor, te he dado todo lo que tengo, y he hecho los votos de castidad, pobreza y obediencia. --En efecto, replicó Jesús, me has dado lo que yo primero te había dado a ti. Todo eso fue una donación de mi parte.     Pero no me has dado lo que es   verdaderamente tuyo. --Dime qué es, y te lo daré de inmediato. Jesús la miró y le dijo: --Quiero que me des tus miserias.

¿Acaso esta diálogo se trata de un juego? No, en absoluto. Fue precisamente a Sor Faustina a quien Jesús le pide difundir por todo el mundo la devoción al "Señor de la Misericordia", y establecer su fiesta en la Iglesia el primer domingo después de Resurrección, cosa que hizo San Juan Pablo II.

Dios es amor, nos dice San Juan. La misericordia es su fruto. Entonces, si el hombre no tuviera pecado, no podría ejercerla. Por eso, en el Evangelio se nos dice en varias ocasiones, que Jesús ha venido a "buscar a los pecadores". Es la manera de manifestarse tal como es, mejor que ninguna otra forma. Y nos dejó el sacramento de la Confesión, que no es sino el tribunal de la misericordia: se perdona todo, aunque sea "rojo como la grana".

Es decir, gracias a ser pecadores todos (menos María) hemos tenido en suerte que, todo un Dios, se hiciera hombre conviviera con nosotros, durante tres décadas, con el único fin de quitar el pecado del mundo. Además, como el amor es para siempre, no un pasatiempo, se quiso quedar en la Eucaristía, enamorado como estaba de los pecadores, para así poder seguir siendo él mismo al ejercer su misericordia.

En fin, como los periódicos no hablan de esta noticia, una muy buena y actual noticia, no queda otro remedio que dedicarle este rincón en una de las redes sociales.

 






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