Pasar san Carlos, día de mi santo, escuchando a Palestrina, su protegido



Giovanni Pierluigi da Palestrina

(1525-1594)



Hoy se celebra en la Iglesia Católica la fiesta de san Carlos de Borromeo. Es algo extraordinario pasar con mi patrón san Carlos de Borromeo el día de mi santo. Para comenzar, me fui leyendo varias versiones de su vida. Siempre suelo descubrir detalles de las vidas de los santos al hurgar en los escritos de los amigos de Dios.

Este año, he descubierto la relación de amistad del san Carlos con uno de mis más admirados compositores de la música de su tiempo. Diría, sin temor alguno, que Palestrina es uno de los más grandes músicos de todos los tiempos. De él beberán más adelante las creaciones de Bach y Mozart en relación a la música sacra. pero nunca con la serenidad encerrada en cada una de las composiciones de este autor magistral. 



Palestrina, un poblado entonces parte de los Estados Pontificios, a unos 30 kilómetros de Roma.



La Misa por el Papa Marcelo es una de los encargos de san Carlos a Palestrina. Se puede escuchar hoy tranquilamente en las redes sociales --para algo bueno deberían de valer--. No sé qué tipo de música escuchó san Pablo cuando fue arrebatado al tercer cielo, pero sin duda alguna, tuvo que ser algún preludio de las composiciones de Palestrina.

De su primer matrimonio, tuvo tres hijos; al enviudar, volvió a casarse y componía mientras ayudaba en el muy buen negocio de su esposa. Compuso más de 105 misas y no hay quien le haya superado en lo referente a música religiosa. Formado por san Felipe de Neri, murió en sus brazos. 

No se puede decir más. Hay que escuchar a este compositor sublime, capaz de poner el amor de Dios en el corazón del hombre. Gracias a este compositor, la música polifónica no muere en tiempos de la Contrarreforma. 


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