"unidos en el amor...."
Es el amor entonces lo que nos hace capaces de conocer todas las cosas. Por eso, al acercarnos a la realidad, si falta la fe, se conocen las cosas por fuera, superficialmente. El amor es el ingrediente para perseverar en descubrimiento de la verdad. Si faltara el amor el destino es incierto. Es como el cuento de la parábola: el que encuentra un tesoro, va y vende cuanto tiene. De manera especial se aplica este principio al trato con las personas.
La causa de tanto desastre en el ámbito matrimonial, en las defecciones a la fe recibida, en la continua cobertura de los aspectos negativos de la vida y de la cultura, tienen hoy ese denominador común: un exceso de objetividad y un déficit de cariño en la relación. Se llega a decir: se me acabó el amor. Y falta afirmar: pues me tengo que volver a enamorar.
Es cierto, con el amor todo se puede. Permite integrar a la persona (o la cosa) en uno mismo. De esta manera "se continúa" siendo libre. Desde luego, la verdad nos hace libres, pero la permanencia, el arraigo a esa verdad, se consigue con los detalles de cariño.
Por eso san Pablo advertía a los colosenses la conveniencia de estrechar los lazos del amor, para llegar a conocer a ese "otro" yo con quien se puede formar una unidad y conocerlo más y más, viendo a la persona como algo nuevo.
De esta manera se puede perseverar.
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