Ateo, irrespetuoso, pero su hija, como "papisa", lo manda al cielo

La leyenda de la Papisa Juana.





Periodista. Divorciada. Papisa.

La historia medieval de la Papisa Juana quedó en eso, en leyenda.

Pero ahora, tenemos por lo menos una papisa de verdad. Trabaja en Madrid  como periodista en diversos media. Es una mujer lista que se hace la tonta. De esta manera puede hablar de lo que le viene en gana, sin ascos ni remilgos. Porque además es feminista.

Como "feminista" además está en su salsa cuando se mete en los calvarios de tantas mujeres  a causa de los hombres malos. Pero vayamos por orden.

Lo de papisa viene a cuento porque después de "confesar" a su padre en sus recuerdos, lo absuelve y, a pesar de su ateísmo, lo canoniza y manda al cielo, claro, si hubiere Dios.

No puedo repetir aquí la serie de barbaridades confesadas por la hija sobre la forma de llevarse su padre con Dios y con los demás. Grosero hasta decir basta,  sin rastro de pudor alguno.... Pero bautizaba y casaba a sus hijos en la Iglesia.

El hacerse la tonta la ha  merecedora de galardones de cofradías de la división entre hombre y mujer, de quienes apuestan por un mundo sin cánones o conformados a la imagen de una valiente descreída, quien no deja una sola columna sin asestar una sutil puñalada a lo santo, a pesar de que desde su cultura no lo alcanza a discernir (como de hecho ninguna cultura lo puede hacer, por definición).

Se alegra con las exhibiciones de los fallos de la Iglesia, en los cuales se aúpa. Lo decrépito del hombre, se la sociedad, siempre aparece en sus  conversaciones de columna semanal.

En fin, un periodista no se cansa de buscar la verdad y no falta al respeto nunca. El matrimonio porque es para siempre, se funda en el amor y el perdón. Y la facultad de  canonizar está sólo en manos del Sumo Pontífice.