El encuentro con la verdad









Por lo menos una vez en la vida, cada persona tiene un encuentro con la verdad. El hombre está hecho para ella, y rayaría en el absurdo no hallarla. Con su luz, "ilumina a todo hombre que viene a este mundo". El encuentro se da siempre en un ambiente de libertad; por eso hay tantas reacciones distintas ante ella como personas. 

San Agustín se lamentaba de los tiempos gastados en buscar la verdad fuera de sí, cuando la tenía en lo más íntimo de su ser. Este encuentro cambió su vida. Sin embargo no ocurre siempre así. Pilato preguntaba por la verdad y la tenía enfrente de sí; su interior estaba completamente bloqueado 

La verdad, venida a este mundo,  iba dirigida especialmente a un pueblo escogido, pero  "los suyos no le recibieron". Se trata de un rechazo voluntario a la "tarea" manifestada  para cada uno al descubrir la palabra. Por eso resulta inseparable la unión entre libertad y verdad.

De este modo, al cumplirse el tiempo de cada quien en este mundo, debe dar cuenta a alguien, a ese dador del "encargo", de las "obras" realizadas en nombre de esa libertad, para ver si coinciden con las de la "tarea" asignada, la verdad interior descubierta e integrada libremente en el ser personal de cada uno.

Mientras no ocurre ese encuentro y la integración correspondiente, la vida se parece a la de una veleta, siempre alardeando de sus giros según los dictados de la moda, de la política, de la opinión dominante o de la personal comodidad. 

Se nota en seguida cuando una persona es "fiel" a la "tarea" encargada porque se lo cuenta a quien pasa por su lado, respetando siempre su libertad, pues el recado consiste en decir esperanzadamente sobre el encuentro personal a sabiendas de que cada uno recibe el suyo.

Es la gran aventura de la vida. Hay un "mensaje" para cada "uno", diciéndole los pormenores de su "tarea", dado por el "autor" a quien se deberán rendir cuentas según las "obras" realizadas. La alegría de este encuentro llena de certeza el camino y se contagia a quienes pasan a un lado. 

El "encuentro" no es algo generalizado, igual para todos.Si bien la verdad es una, se trata de un descubrimiento personal. Así como el matrimonio es uno, la unión de un hombre y una mujer para siempre, el amor permite descubrir los matices de esa llamada hasta la perfección. El curso de esta tarea, y el de cada encargo, dura toda la vida, y lo llena todo. 

De esta manera, todos los rincones de esta unión quedan iluminados por esta verdad, y así se determinan a seguir su camino quienes la encuentran, empujados o atraídos por el amor

No es ningún secreto, pero éste, el amor,  encierra los ingredientes "secretos" de toda relación: misericordia y fidelidad (gracia y verdad). 









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