Maestros de carne y hueso



Si los humanos no funcionan, no se preocupen: ahí vienen los humanoides.



Estamos a un paso de sustituir a los maestros de carne y hueso por  presentaciones digitales o por  libros, aunque fueran de papel, o,  peor todavía, por un robot reaccionario.

¿Representa esto un peligro? Sí. El principal peligro se da en el florecimiento de la insensibilidad en todos los ámbitos. 

Los políticos de moda, vienen y se van haciendo caso omiso de las obligaciones de los ciudadanos, incluso en caso de protestas. Pero sí se afanan en casos de corrupción sin límites, y en quebrar el principio de subsidiaridad, sustituyendo a las familias en sus decisiones al menor parpadeo.

Claro, estos avasallamientos no harían su agosto, si los padres de familia realmente lo fueran. Cada vez abundan más las "parejas", los que "viven arrejuntados", la "falta de compromiso", y cualquier tipo de formación viviendo bajo el mismo techo (como las Naciones Unidas propuso en su celebración del Año Internacional de la Familia en su "lanzamiento" en Isla de Malta en 1993, vísperas de su implantación en la Conferencia de El Cairo.

Así, en orden descendiente o ascendiente, podríamos ir discurriendo por las monarquías, instituciones de gobierno, partidos políticos, escuelas y colegios, servicios públicos, banca y empresas, los medios de comunicación y de entretenimiento (más entretenimiento que de educación) etcétera, etcétera.

Siempre hay alguna razón para dejar de hacer lo debido, lo correspondiente a cada caso. Y para eso está la ONU, dando ejemplo, de vivir a costa de los países, pero incapaces de frenar una guerra en Siria de siete años de duración.

A la vista de tanto desmán, no resulta extraños que, ciudadanos bienintencionados, cedan a los progresos de la tecnología, y pidan que sus hijos vayan a la escuela para instruirse con un robot, bueno, perdón, un humanoide







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