La unidad de la tecnología aglomera. La del amor, multiplica

Por cultura y por educación, el hombre se ve como el punto de partida de todos los demás hombres.

Estamos acostumbrados a partir de la unidad para explicar la multiplicidad. Pero al observar el principio de las cosas, vemos algo distinto.

Por ejemplo, el hombre, al principio, se crea como varón y mujer; nada in between. Pero el multiplicarse ordenado de la especie viene cuando los dos se hacen una sola carne. Es decir, lo múltiple se hace uno.

Si somos imagen de Dios, de alguna manera podríamos visualizar lo múltiple, lo trino, tres personas distintas. Pero, sin recurrir al tiempo, nuestro gran enemigo a la hora de concebir lo imposible, la trinidad se hace un solo Dios por el amor. Las personas están perfectamente acabadas, distintas entre sí, y esa perfección reclama, desde la libertad,  al ser amor, la unidad divina.

Es como si cada persona fuera la parte de un cuento, deseoso de darlo a conocer al otro, infinito, y por tanto, nunca se acaba ese trasiego del darse a conocer uno al otro para participar en ese cuento sin fin, donde cada quien tiene siempre algo nuevo que contar.

En el amor humano, ocurre algo así. El cuento de la unión matrimonial no se acaba nunca mientras se alimente del amor surgido de la libertad, del querer de cada uno. Cada persona vuelca en el otro todo su ser para narrar la aventura del querer abrirse a la vida. Y en esa apertura se anida la vida cuando se les es concedida por quien es su "señor y dador". El hombre no tiene la vida en propiedad. Se le es dada. Por eso el hombre no puede disponer de ella.

Por eso los métodos artificiales de concebir, no hacen sino enredar el plan basado en el amor. Ha ocurrido, sin embargo, una suplantación, cada vez más frecuente: el amor se ha trocado por la tecnología. Se consiguen cosas por medios humanos

Cuando esto ocurre a nivel familiar y social las relaciones (el hombre es un ser en relación) se enmarañan. La convivencia se tecnifica. Se puede entonces cuantificar, modificar. Pero enumerar la vida carece de sentido. Tampoco se la puede modificar. Desde esta perspectiva se ve cuán "herrados" (así, con h) están quienes hablan del cambio de género, intentando ser más "eficientes" a toda costa.

Cuando la tecnología no tiene en cuenta la dimensión humana en sus trazados, y la eficiencia se convierte en la meta principal, se acaba apagando la vida en ese conglomerado creado, sin lugar para el otro.El amor, sin embargo, se multiplica en cada relación.









Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra