¿Es compatible el hablar con Dios y las redes sociales?


Arno Penzias  Robert Wilson, premios Nobel de Física en 1978.





Está bien. No tenemos nada en contra de las redes sociales. Ellas no son la causa de tanto mal e incertidumbre en el mundo. De acuerdo.

Pero tampoco estas redes están libres de parte de la culpa.

Se sabe desde los tiempos de Abraham que Dios habla al hombre (También les habló sin circunloquios a los primeros padres, Adán y Eva). Habla poco, claro, en el momento oportuno, y se vale tanto de personas como de acontecimientos. No podemos, no es este el lugar, para ir señalando cada una de las instancias donde Dios se ha comunicado con el hombre.

Dios es una persona, habla y no calla. Le importan absolutamente cada una de las personas por él creadas. Pero se calla cuando por el ruido reinante lo impide, ruido exterior y, especialmente, interior.
Se requiere un poco de atención para poder escuchar.

Aquí es donde la presencia indiscriminada de las redes parece asfixiar la atención a la una "sola" cosa importante de la vida. Por esta razón, cada hombre recibirá de modo apropiado esta comunicación. La ciencia nunca podrá desvelarnos a ciencia cierta este mensaje, pero puede seguir investigando para concretar tantas hipótesis sueltas en su repertorio necesitadas de contrastación.

Es en el corazón del hombre donde se detectan estas llamadas, en medio incluso del ajetreo diario y de las tensiones internas. Esto es un "hecho". Pero este "hecho" se va vislumbrando sólo a la luz de la fe, y los avances de la ciencia, física, humana y teológica, pueden en mucho ayudar a ir esclareciendo estos "hechos". Por eso la Iglesia nombró doctora a la joven santa Teresita, fallecida a los 24 años, una mujer sin haber tenido jamás una educación formal retirad como estaba en el claustro carmelita desde los 15 años.

La ciencia debe decirnos cómo el camino de "infancia espiritual", desde la insuficiencia, de lo mínimo, se puede alcanzar lo máximo, la salvación eterna. Esta verdad, acuñada como estaba en el "hacerse como niños" del Evangelio, inició un camino nuevo, asequible a todos en cualquier parte, una señal latiendo constantemente en todo el Universo desde el "principio", como la descubierta por los jóvenes físicos Arno Penzias y Robert Wilson, premio Nobel en 1978, cuando detectaron con su antena una serie de interferencias (estática le llaman) originadas por la luz más antigua del Universo al separarse la materia y la radiación

Pero, de cualquier forma, se necesita de "seriedad intelectual" para ir descubriendo ese camino único para cada hombre. Y parte de esa "seriedad" queda bajo el amparo del silencio. Es ahí en donde se puede empezar a escuchar esa presencia divina que llena toda la tierra, desde siempre. 

Y como persona buena, nos sigue hablando siempre, en cada actividad realizada, como la ciencia ha descubierto en esas ondas antiguas cuyo sonido no se ha interrumpido, llenándolo todo. Pero debemos abrir un espacio mínimo en nuestro interior para recibir esas "ondas" divinas, libres de ruido.







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