La muerte de una gran mujer: Phillys Schlafly

Phyllis Schlafly (1924-2016)

Ayer escribía en mi blog sobre la responsabilidad de la mujer frente al acoso de mil formas por parte de la ONU. No me percaté de que en esos momentos acababa de fallecer a los 92 años, una mujer, católica, madre de seis hijos, intelectual escritora de 21 libros, y defensora de los derechos de la mujer en familia, cuidadora del hogar y admiradora con respeto de su esposo.
Su revolución contra las propuestas feministas de ERA (Equal Rights Amendment) comenzada en la década de los 70 y 80 no les dio tregua hasta el fin de sus días porque era "una amenaza directa contra la protección que las madres y mujeres trabajadoras disfrutaban en la sociedad Americana". 

La "igualdad de sexos" era una aberración, decía, porque tendía a ignorar el regalo de Dios de esa diferencia maravillosa entre el hombre y la mujer, que permitía la transmisión de la vida y la educación apropiada a su sexo correspondiente, con sus obligaciones respectivas.

Usar el  epíteto de "derechos igualitarios" para resolver los problemas sociales suponía una quimera, que agrietaba más la unidad necesaria de la complementariedad necesaria entre el hombre y la mujer, unidos en matrimonio para la procreación, educación de la prole y la búsqueda del bienestar familiar, contribuyendo así a la continua regeneración de la sociedad, pero de una manera natural, sin el engaño de eslóganes provenientes de agitadoras sociales de su tiempo, como Betty Friedan, hijas ideológicas de Simone de Beauvoir y su compañero Sartre. 

Fueron tiempos convulsos. En Francia arrancó con la "Revolución del 68", con el eslogan de "prohibido prohibir", y se propagaron las ideas por todo el orbe sembrando la confusión y quitando la paz. 

Pues bien, en ese tiempo, Phyllis, con seis hijos, no cesó de participar en foros incontables y de escribir sus columnas, publicadas en más de 100 periódicos. Educada en Harvard, vivió su vida familiar en el estado de Misuri, y no tuvo miedo a decir, "con el permiso de su esposo" (como ella contaba) la verdad sobre el matrimonio, la familia y el asalto hoy a estas instituciones por formaciones extrañas, derivadas de las desviaciones ya propuestas por ERA en la década de los 70.

Descanse en paz, estimada señora, esposa fiel, madre fecunda, y ejemplar defensora de la institución familiar, donada por Dios al hombre, para que se multiplique y haga fecunda la tierra. 





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