Eros y Thánatos. ¿Y después de la muerte, hay vida?



Eros.






La pintura, el arte, el cine, la novela en su mayoría , no salen del cerco tendido por la muerte y el sexo (eros y thánatos). ¿Por qué?

Mientras el sexo se relaciona con el principio de la vida, la muerte representa su fin. Todas las culturas se han referido a estos hechos, y Freud, en el siglo pasado, escribió largo y tendido sobre estos dos principios.

La fe, sin embargo, viene a complicar estos principios, abriendo una puerta a la esperanza.

Veamos. Cuando la fe se anubla o se carece de ella, el sexo se lleva a la radicalidad de todas las degradaciones posibles cuando se pierde su fin consistente en la concepción de una vida. Se busca el placer a toda costa, de diferentes modos, inverosímiles, desvirtuando el acto conyugal. 

Estas degradaciones entonces se toman como el eje de la vida, y al novelar sobre ellas, sirven para llamar la atención sobre lo insólito y aberrante de relaciones enfermizas, que pueden llevar hasta la muerte del actor,  por muy justificadas que sean. Por muy accidentales que parezcan.

A Vargas Llosa, por ejemplo, no le tiembla el pulso en su última novela Cinco esquinas para relacionar hasta la saciedad a sus personajes con el erótico desde la primera página, como anzuelo,  y con la tragedia de la muerte. Por supuesto, la editorial Alfaguara ayuda a transmitir desde la portada la "naturalidad" de lo sexual. El filipino Lav Díaz acaba de ganar de ganar el León de Oro del festival cinematográfico de la Mostra de Venecia, con su película The woman who left, una truculenta historia de relaciones entre una transexual y un vendedor ambulante. Por supuesto, en uno y otro caso, los autores tratan de denunciar situaciones ocurridas en sus respectivos países, pero, como siempre, el fin no justifica los medios.

La manera de convertir la muerte en una tragedia, aunque la muerte se dé en la tranquilidad burguesa de una habitación familiar, se logra también al arrancarle su fin, que no es quedarse en la muerte misma, sino yendo más allá, en  la vida real que comienza después plena de gozo o de penuria eterna.

Así vemos cómo un pensamiento se trastoca al arrancarle su fin, que le da el sentido. Las ideas de "eros" y "thánatos" siempre han estado ahí, como recurso formidable, bien tratando de encorsetar la vida o dándole alas mostrando toda su plenitud.

Además de la denuncia, los escribidores de marras, harían bien en mover su ficción en la "verdad de la verdad", en vez de descubrir la "verdad de las mentiras", como confiesa Vargas Llosa.

Por eso, la fe es una "realidad" que ilumina las demás "realidades" que parecen cegadas, cuando las hemos cercenado con frecuencia de alguna parte importante.


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