Redes sociales sin reflexión, causa de muchos miedos
El miedo, nos dice el libro de la Sabiduría, "no es otra cosa que el abandono de los recursos de la razón", de los que la reflexión es el más prominente. La reflexión elimina las causas imaginarias del miedo.
Ya se ha demostrado que el principal efecto de las redes sociales hoy en boga, consiste en ir eliminando la capacidad de reflexión, precisamente en quienes son sus principales usuarios y más la necesitan, los jóvenes, pues carecen de la experiencia necesaria en muchos de los caminos que emprenden.
Después de los acontecimientos de París, el viernes 13, algunos jóvenes reaccionaron yendo a sentarse en las terrazas de los bares, próximas a los acontecimientos trágicos de esa noche, huyendo quizá de la soledad y, así, en compañía, combatir las zozobras.
Se trataba, dicen los parisienses, de no dejarse dominar por el miedo, de no dejarse atrapar por las Erinnias, que les persiguen, reprochándoles, sus decisiones pasadas, como en la mitología griega ocurre en la vida de Orestes.
La salida de estos laberintos de conciencia consiste en convertir estas personalidades mitológicas persecutorias en Euménides, que reconcilian con uno mismo y con los demás.
En el tiempo actual, la confesión es el mejor camino para reconciliarse con Dios y con los demás, sobre todo si por medio de la reflexión comprobamos que nuestros temores no tienen fundamento alguno.
Aun en el caso de sufrir un accidente impensado, la confesión convertiría en Euménides cualquier miedo creado por las Erinnias, si las redes sociales nos dan un respiro para poder reflexionar.
Ya se ha demostrado que el principal efecto de las redes sociales hoy en boga, consiste en ir eliminando la capacidad de reflexión, precisamente en quienes son sus principales usuarios y más la necesitan, los jóvenes, pues carecen de la experiencia necesaria en muchos de los caminos que emprenden.
Después de los acontecimientos de París, el viernes 13, algunos jóvenes reaccionaron yendo a sentarse en las terrazas de los bares, próximas a los acontecimientos trágicos de esa noche, huyendo quizá de la soledad y, así, en compañía, combatir las zozobras.
Se trataba, dicen los parisienses, de no dejarse dominar por el miedo, de no dejarse atrapar por las Erinnias, que les persiguen, reprochándoles, sus decisiones pasadas, como en la mitología griega ocurre en la vida de Orestes.
La salida de estos laberintos de conciencia consiste en convertir estas personalidades mitológicas persecutorias en Euménides, que reconcilian con uno mismo y con los demás.
En el tiempo actual, la confesión es el mejor camino para reconciliarse con Dios y con los demás, sobre todo si por medio de la reflexión comprobamos que nuestros temores no tienen fundamento alguno.
Aun en el caso de sufrir un accidente impensado, la confesión convertiría en Euménides cualquier miedo creado por las Erinnias, si las redes sociales nos dan un respiro para poder reflexionar.
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