La verdad y los medios de comunicación

Conocer el corazón del hombre no es tarea fácil. Por eso se nos presentan de vez en cuando enigmas sobre el actuar de las personas que viven a nuestro lado.

Vayamos a lo práctico. El morbo. Esta faceta enfermiza de algunas personas, consiste en sentirse "atraídos por acontecimientos desagradables", o un "interés malsano por personas o cosas". 

Hasta aquí nos ha encaminado el diccionario de la RAE con su definición de "morbo". El siguiente paso consiste en saber si los media producen y se recrean en asuntos morbosos porque saben que a mucha gente les gusta, o bien incitan al cultivo y expansión del morbo  con sus presentaciones porque a los periodistas les encanta el tema.

Pero no creemos que este sea el camino para resolver este problema. En última instancia, los periodistas son parte del público y saben la propensión de las gentes a consumir y regodearse con ciertos productos,

La pregunta se resulve por el lado de la ética. Hay cosas que son verdaderas o no lo son, y hay cosas que son buenas o malas. Por si esto fuera poco, todo lo anterior por verdadero y bueno que sea, resulta de mal gusto; es decir, entra la cuestión de la estética. Por ejemplo, estas chicas que se exhiben en público con el torso desnudo para protestar por una causa particular, lo saben ellas y quien las organiza, resulta siempre un caso de pésimo gusto para buena parte de las culturas.

Se puede argüir que el periodismo trata de asuntos que son opinables, y no de la verdad. De acuerdo, en parte. Pero las opiniones presentadas deber ser verdaderas, dichas por alguien que realmente piensa así. Y no basta con esto. Se requiere que las opiniones lo sean sobre asuntos que realmente importan, y  por eso se debaten en público.

El punto, sin embargo, no se resuelve siempre por estos cauces. Por ejemplo, hay cuestiones que importan pero se queda en el desván, pues no conviene airearlas por alguna razón que, normalmente, guarda una relación con la dimensión de poder. No se publica o se distorsiona para complacer o evitar que se incomode algún sector de la opinión o alguna persana que podría revirar de alguna manera.

Pero todo esto que puede parecer tan complejo, se resuelve por el camino de lo económico. Si la vaca da leche, se la sigue ordeñando, se diga lo que se diga. En una sociedad cualquiera, cuanta más  alta sea la corrupción, la toma de decisiones suele pasar con más frecuencia por el umbral de los beneficios económicos que reporta la actividad. 

De todos modos, por muy morbosa que la sociedad sea, los media no tienen por qué seguir la pauta. Al contrario, es la ocasión espléndida, no de enseñar (pues no esa una tarea propia de los medios directamente), sino de sentar criterio sobre la verdad, el bien y la belleza.






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