Yo también soy sirio

Ahora todos son sirios. Después del recibimiento concedido al refugiado sirio Obama Abdul Moshen y su hijo a su llegada a Madrid, Getafe,  por el Centro Nacional de Formación de Entrenadores, les parece un sueño.

Nadie ha hablado de la "violencia de género" perpetrada por una mujer periodista húngara al colocar a estos dos refugiados una zancadilla olímpica, causa indirecta de la atención mundial de los media, que concluye con un "happy ending". Ahora buscan reunir a toda su familia, su mujer y dos hijos más, en el apartamento faclitado por la gestión de Miguel Ángel 
Galán, presidente del Centro profesional de entrenadores.

Pero, antes que esta historia saltase a los mediaa la canciller alemana Angela Merkel se le ocurrió mostrar su corazón materno en unas declaraciones donde promete integrar y dar una vida digna a los refugiados sirios.

La noticia corrió como un viento huracanado hasta los países exportadores de refugiados. La avalancha no se hizo esperar. Sirios y no sirios saltaron todas las fronteras hasta llegar a las fronteras de Alemania. 

El problema, además del aluvión de gente, se da porque alrededor de un 25% no so sirios. Mientras a los sirios se les da la oportunidad, no queda tan claro que los demás vayan a tener paso franco. Por eso todos dicen: Yo también soy sirio.

Por lo menos en Alemania, que se siente desbordada y han cerrado las fronteras.

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