La izquierda, los "medios" y el Papa

Se llama framing. Nació en Estados Unidos. Una teoría de comunicación que, si no creada por Stephen D. Reeves, sí al menos bien propalada por este profesor, a quien tuve la suerte de ceder mi escritorio del Centro de Investigación de la Comunicación en la Universidad de Wisconsin,  cuando él recién llegaba a estudiar su doctorado, procedente de Tennesee.

La tal teoría del framing consiste en "empaquetar" a una persona en los media a base de repetir un sambenito (por ejemplo, conservador, liberal, de izquierdas, etcétera) sobre ella cada vez que se menciona. Por definición, acarrea un sesgo negativo, como lo eran los escritos que, colgados del cuello de los reos ya condenados en la Edad Media, anunciaban en público su deshonra. Acaece que, cualquier otro calificativo o sustantivo aparecido en la noticia con matices neutrales o positivos, se cancela debido al incisivo impacto del epíteto atribuido  al sujeto al principio de la información noticiosa.

Pues bien, ahora los llamados de  izquierda (expresión nacida en la Revolución Francesa para llamar a quienes vociferaban en el recién nacido "parlamento"  desde la parte izquierda de la sala) se ha colocado al lado, no de la Iglesia, sino del papa actual, Francisco.

¿Por qué? En primer lugar, la izquierda se ha distinguido por su afán de "comecuras" en los  últimos 200 años, salvo alguna excepción. De singular manera han atacado a la Iglesia y al papa, sea quien fuere. Sin embargo, hoy percibimos que los media más radicales, ven con cierta simpatía, sin pasarse, claro, lo que hace y dice el papa Francisco.

El efecto framing se nota cuando  llaman al papa "abierto", o se refieren a sus decisiones como signo de "apertura". De paso sea dicho, que este efecto apunta a otro de manera obvia: denostar a la Iglesia, que siemrpre ha permanecido cerrada ante los clamores del mundo, de la sociedad, que reclama la "libertad" tantas veces negada a sus posiciones de vanguardia en defensa de la "igualdad" (Conviene notar aquí que con este término no se ferieren nunca a "personas", sino a conjuntos, a clases, a, como hoy se dice, colectivos).

El segundo efecto, tal vez no tan patente, aparece cuando toda la ideología de la izquierda se usa para interpretar lo que el papa dice. De esta manera, Francisco aparece como defensor del homosexualismo, del divorcio, de los pobres explotados, del aborto, de quienes viven como si fueran familia aunque sean gays...

Con ese segundo efecto del frarming, las expectativas sobre el papado rebasan cualquier pretensión. El público en general no se detiene a leer las declaraciones del papa en detalle ni, mucho menos, a contrastar si las informaciones de los media interpretan a su aire, lo dicho por Francisco. De ahí el impacto de las informaciones fuera de contexto  irradiadas por los media, que se consideran a sí mismo de izquierdas.

Por ejemplo, la Iglesia siempre ha dicho que han que se deben acoger con "respeto, compasión y delicadeza" (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2357-59). Esto es muy anterior al papa Francisco, así como el mandato de la "castidad" para todos que viene desde hace 4.200 años, aproximadamente, dado por Dios a Moisés en el Sinaí. Pasa lo mismo con el "aborto", una plaga incontenible propagada por la ONU, Hillary Clinton, Bachellet, Hollande ante el silencio de quienes saben que es un crimen de quien no se puede defender por sí mismo desde el claustro materno, referido en el tercer mandamiento de la Tabla mosaica. 

En resumidas cuentas, la izquierda pretende colgar el sambenito de "apertura" al papa Francisco, quien va desmoronando poco a poco las murallas tradicionales de la Iglesia para abrir espacios de convivencia "civilizada" entre el coro de feministas y otros "colectivos" deseheredados por el quehacer rígido e insensible de los reyes de las conciencias eclesiásticos.

Es decir, el matrimonio, por ejemplo, es,  y seguirá siendo, entre un hombre y una mujer. El matrimonio es, por designio (y para nuestra conveniencia), indisoluble. La vida humana nace al concebir; por tanto, el aborto es un crimen. La castidad se debe vivir en el matrimonio y fuera de él, sean o no homosexuales. La caridad se vive con todos, no sólo con quienes comparten una ideología. La pobreza, más que en no tener, consiste en estar desprendido de lo que se posee (por eso hay pobres que son ricos y al revés). La mujer no se define por oposición al hombre o por una inventada "igualdad de género", sino por ser la imagen divina, como lo es el hombre.

Pero, la izquierda no va a detenerse por ésto, que ya saben. Sólo la muerte nos frena a todos. Y en ese momento, si tienen suerte, llamarán a escondidas a un sacedote católico para que les confiese, como hizo Voltaire; y  Manuel Azaña,  presidente de la II Respública Española, en su destierro de Montauban, Francia,  rodeado en su lecho mortuorio de un obispo y una monja y cubierto por la bandera mejicana provista por el embajador Luis I. Rodríguez; y el Nobel de Literatura Octavio Paz. Y también el muy popular compositor mexicano Agustín Lara. Y muchos más; pero estos datos no los suelen publicar los media  de la izquierda.






Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra