La sociedad pide paz y verdad: ¿se relacionan entre sí?


Hay quienes dicen de la paz ser una consecuencia, un nacimiento a partir  de la humildad, hoy tan escasa.

Si echamos mano de santo Tomás de Aquino (s. XIII), considera la paz como la "tranquilidad en el orden", definición considerada con frecuencia en estos escritos. Y si miramos los escritos de santa Teresa (s XVI), nos encontramos con la voz humildad, definida como "andar en verdad".

A pesar de los siglos de diferencia entre estos dos "doctores", naturalmente, para esa andadura en la verdad, considerada como un aproximarse a las cosas sin mediar el yo, para así calar en lo que algo es, sin añadir nada de nuestra cosecha, empezamos a ver la importancia del "orden" a la hora de respetar las cosas como son. La "tranquilidad" entonces emerge porque empezaríamos a conocer, es decir, a ver cada cosa como su creador la ve.

El hombre se inquieta cuando trata de imponer su visión a los demás (falta a la "justicia), a todo lo creado. Por eso, el científico, el investigador, el filósofo se tranquilizan cuando cimentar a caminar con "orden"  por el sendero de la verdad.

Con el apogeo del relativismo, la verdad no importa, cada quién tiene la suya en un despliegue democrático sin sentido, y se asienta así el imperio del "desorden", la agitación y la intranquilidad, capaces de quitar de en medio a quien se oponga (falta el "amor") a las maneras de pensar (pocas, pues poco se piensa debido a la agitación reinante), sin ver en el "otro" un semejante (verdad de origen) a quien puedo eliminar si fuera preciso.

Así vemos cómo, esas definiciones dadas por quienes la distancia temporal les impidió acercarse, confirman en ese "alumbramiento" de la "paz" a partir de la "humildad".

Entonces, vemos cómo en la guerra actual de Ucrania, abunda la soberbia que incapacita a las partes involucradas a vivir en paz.

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