¿Qué música tiene la Navidad?






La Navidad es una fiesta anual, y, al repetirse, nos trae recuerdos de ayer, en un entorno familiar, junto a los padres y amigos.

En ese entorno siempre había una rendija por donde se colaba la música. Cuando en la reunión no había uno varios músicos, la música navideña se escuchaba en la radio, la televisión o en discos y CD's, según el tiempo recordado por la memoria. 

Solía, además, haber un buen fogón alimentado por troncos de árboles, cortados en un tamaño apto para el gran depósito de combustible para muchos días. La nieve no faltaba en esta región, pero el calor despedido por el fuego entona todos los recintos aledaños.

Nos íbamos preparando todos para ir a la Misa de Gallo, que comenzaba a las 12 de la noche de la víspera de Navidad. Arropados con bufandas y abrigos, jugando en el camino con la nieve, llegábamos a la pequeña iglesia del pueblo de mi madre. Los hombres se sentaban a la derecha y las mujeres a la izquierda del presbiterio. Un virtuoso organista ya había comenzado un largo recital de música navideña. Todo el lugar se iluminaba sólo con velas, aquí y allá, hasta la hora de comenzar la Misa, tan esperada por todos. El repiqueteo de las campanas y campanillas rompían el silencio, se encendían todas las luces y se cantaba el villancico Noche de paz.

Durante la liturgia de la Misa se cantaba todo en latín, y los asistentes se sabían toda la parte correspondiente. La homilía se predicaba desde el púlpito, sin micrófono, y se oía perfectamente. Luego, más villancicos durante la comunión y a la salida. Todos se esperaban al salir para felicitarse la Navidad y se olvidaban en aquel momento cualquiera de los roces habidos durante el año. 

Vueltos a casa, se servía la cena especial para esa noche; después el turrón. La música de Navidad sonaba en el ambiente; mientras se comentaban historias viejas del lugar, de los padres y abuelos. Siempre reinaba el buen humor. Los gatos con la rabadilla vuelta al fogón. Y los perros siempre a la espera de algún trozo de pan o algún hueso para roer.

No había nada convencional, pero se traslucía toda una tradición, una forma de hacer, de llevarse, de escuchar las conversaciones de los mayores. La casa entera estaba adornada de motivos navideños, de muérdago, musgo  y ramas de pino junto al Belén y la corona de Adviento, con cuatro velas representado las semanas antes del día de Navidad, y una vela blanca en el centro para la noche de la fiesta. En su derredor se situaban todos los miembros de la familia, los niños delante, y se rezaban unas oraciones cortas, distintas para cada una de las semanas.

El entorno era parte de la preparación de la Navidad. Esa es la parte que ahora tratamos de revivir en casa, con nuestras familias. Se siente un cariño especial conforme se van acercando las fechas,y quisiera a veces detener el tiempo para no estar tan cerca y seguir disfrutando de la espera. 

La música es la cercanía con los demás, a sabiendas de ese deseo de muchos de tener en estas fechas una verdadera conversión que permita acercarse al Portal de Belén sin tapujos, dispuestos a colaborar en la distribución de la paz en el mundo, comenzando por las familias.

En fin, les deseo a todos los lectores de cualquier parte del mundo, una muy feliz Navidad junto a sus familias.



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