La "palabra" guarda el secreto de toda la creación; y ahora se hace hombre



Lugar del nacimiento de Jesús en Belén.




No podemos perder de vista la historia. Su comienzo está en la "palabra", y al decir la "palabra" se hacen todas las cosas. Es decir, en ella está encerrada el ser y el poder ser.

La realidad se consolida por la palabra. Así es el caso del hombre. Se decide su existencia por acuerdo y al pronunciarse el "hagamos" al ser humano a "nuestra" imagen como semejanza "nuestra". Ese hombre entonces nace de la palabra y por la "palabra" será posible hacerse a "imagen" de quien lo creó.

De esta manera sorprendemos al primer hombre poniendo "nombres" a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo. Al realizar este hombre su primer trabajo por encargo divino, se comportó a su "imagen": por medio de la palabra llamaba a las cosas ya creadas por su nombre, según su esencia.

Hoy estamos asistiendo a un desorden en todos los sentidos, es decir, el lenguaje ya no trata de llamar a las cosas por su nombre; las llama como quiere. Es decir, se transfiere al capricho el nombrar, sin saber siquiera lo que las cosas son.

Se está construyendo una Babel donde campa el relativismo en nombre de la libertad. El "creador" Yahvé, le dio al hombre esta libertad y fue viendo cómo la usaba al nombrar a cada viviente. Ese estar pendiente del trabajo del hombre significaba que, efectivamente, tenía libertad de obrar, pero no cualquier obrar estaba bien. Se sigue así la misma pauta ya instituida respecto al "árbol de la ciencia del bien y del mal": De cualquiera se puede comer, excepto de éste, pues le causaría el peor "mal": la muerte sin remedio.

La libertad se nos ofrece como un bien, si se sigue un orden establecido. Por eso hoy la libertad se ha  desbocado; se desconoce la realidad y la palabra pierde su sentido

Pero el hombre, al obrar así, lejos de ser libre, ponderando y haciendo suyo el orden divino, deja de asemejarse a quien lo crea y la "imagen" divina se desvirtúa. 

¿Qué se puede hacer? Se debe recuperar la palabra en toda su integridad al llamar a las cosas y al relacionarnos con los demás. En este llamar a las cosas como son, surge la figura de la verdad y la palabra encuentra su fin propio.

Está bien, si bien les parece, por ejemplo, la vida en común de las personas del mismo sexo. Pero a ese tipo de uniones no se les puede llamar "matrimonio". Pueden llamarle como se quiera, pero no se puede equivocar a los demás, usando el concepto que sólo  corresponde a la realidad de las uniones entre "un hombre y una mujer". Eso es faltar a la 
verdad. Nadie se quejaría de una falta de "libertad" a quienes propusieran llamar oro al plomo. 

Ahora viene la Navidad. Se celebra el nacimiento de Jesucristo, verdadero Dios hecho hombre. Es una gran fiesta sin duda alguna. Pero no podemos seguir la pauta de Estados Unidos, forzando cada vez más, en nombre de la "libertad" de decir "Happy Holydays" en vez de "Merry Christmas". Si son días de fiesta se debe al nacimiento de Jesús en Belén hace dos mil años. Las fiestas navideñas son precisamente eso: una celebración alegre de ese nacimiento. Y no por celebrarlo se le quita a nadie su libertad. 

Por supuesto, hay otras creencias y falta de ellas. Pero en esta cultura ya milenaria surge esta fiesta por la realidad que significa. Y no podemos borrar esa realidad para que nadie se moleste. Mucho menos cuando a nadie se le impone creer en la fiesta de Navidad.

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