La impunidad del delito, arruina la sociedad



Quizá peor que el odio, es la indiferencia.


Sin duda alguna, los delitos corrompen el orden social y familiar, pues con su presencia se perturba la tranquilidad necesaria  para la convivencia. Especialmente cuando esas ofensas quedan sin castigo.

Hoy se está arraigando en diversos lugares la costumbre de "pasar por alto" los quebrantos a la ley penal, por no hablar de otros delitos de menor rango, no tipificados, pero sin duda, ofensivos para las buenas costumbres. Los países y los jefes de los partidos políticos mienten, engañan, simulan  y se desdicen a conveniencia, sin problema alguno. Al fin y al cabo, las palabras se las lleva el viento.

Como tantas otras cosas, muchas de estas evasiones comienzan en la familia. Les hace gracia, por decirlo de alguna manera, ver cómo sus pequeños se pasan por el arco del triunfo los mínimos de reglas de "urbanidad" lo cual implica por parte de los mayores una "indiferencia" hacia los demás. Que los hijos actúen como si los demás no existieran. Si a usted no le gusta, parecen decir los padres, se aguanta.

El no dejar pasar ni una, sobre todo a quienes tenemos más cerca por lazos familiares, de trabajo o de convivencia, quizá trata del no ser cruel. Pero la crueldad no reside en esta postura convenenciera, quizá querida para ganar en popularidad, como les ocurre cada vez más a los políticos de pacotilla. En realidad es una falta de "cariño" cuando se deja sin el castigo debido. La naturaleza tiende a lo suyo, y acaba agriándose la  procuración  del bien. El ensañamiento es algo distinto: consiste en no distinguir entre le delito y quien lo comete y se redobla el castigo al delincuente.

La parábola del "hijo pródigo" sigue conmoviendo hasta la fecha a los corazones más duros. Hemos perdido junto al crecer del "pasar por alto" la capacidad de perdonar. La fiesta de Navidad esconde en la pobreza del portal de Belén, su razón de ser: mostrar al hombre el perdón sin miramientos como el rocío del amor, de donde todo bien fluye.

¡Ojalá esta Navidad nos traiga a cada uno un poco más de compasión por quienes se cruzan  en nuestro camino  sin detectarlos siquiera debido a la indiferencia! En realidad esto significa una prueba más de la existencia de Dios, que hace salir el sol sobre todos, justos y pecadores.










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