El PIB y la famlia


La clave de muchos de los problemas del mundo actual es la familia.



En el mundo, en el cosmos, hay un cierto orden desde su creación. Primero fueron las cosas; luego, vino el hombre. Segundo, al hombre se le indicó como usar su libertad para prosperar y ser feliz en su ambiente.

Convendría de alguna manera considerar este orden creado cuando se andan buscando respuestas a temas cruciales. Por ejemplo, el estado del PIB (producto interno bruto) y la distribución del ingreso.

Obviamente, si no hay ingreso nada queda para distribuirse. Hay mucha controversia entre quienes se dedican de oficio a estos menesteres económicos, No se ponen de acuerdo. A sus estudios del tema le suelen añadir la ideología. Y, al final, las cuentas no cuadran. La ideología siempre se aparta de la realidad.

Veamos. El universo entero gira, no alrededor del sol o de esta o aquella estrella. Todo empezó a girar en torno de la familia. Mejor dicho: el mundo creado no es sino la casa de la familia, y ésta  le da su sentido a aquél. 

A esa familia primera se le dijo: Crece y multiplícate  ("Sed fecundos y multiplicaos") y todo esto que ves es parte de tu hacienda. Trabaja en esas espigas y verduras del campo y tendrás lo necesario para tu sustento y el de la prole.

Pero el hombre comenzó a "pensar por su cuenta", es decir, como si el Creador no existiera. Y decidió un buen día alterar aquel mandato de multiplícate, a pesar de irle la vida en ello. Es aquí cuando se comprende la "realeza" del andar  en verdad: "el que es de la verdad, escucha mi voz". 

El hombre, en su afán de progreso material elige un camino donde la "fecundidad" se trastoca por un  "cegar las fuentes de la vida",  y el "multiplicarse" se cambia por el  "control natal". Entonces, si la vida estaba ligada a ese escuchar la "voz" de Dios, la muerte será la consecuencia lógica de ignorar esta palabra original dada a la primera familia.

¿Por qué los temores sobre las variaciones del PIB? ¿De dónde surgen? Por considerar el orden creado como un algo "sólo" material. Lo económico se ha convertido en el eje de la vida. Naturalmente, al obrar así se invierte el orden inicial y surge la muerte al manipular la vida.

De esta manera hemos llegado al "invierno demográfico", pues mueren más hombres de los necesarios para el reemplazo. Entonces se comprueba cómo todo lo relacionado con el cálculo de las "pensiones", por ejemplo,  no alcanza. Como, además, la "ciencia" ha encontrado maneras de "prolongar la vida", se ha aumentado el número de personas vivas dependientes del "trabajo" de los más jóvenes y de sus contribuciones para el "retiro". Pero la oferta de trabajo para estos jóvenes es exigua y  no encuentran empleo. Esta tendencia se  agrava al considerar la tasa negativa de fertilidad (1.3 en España): los padres de estos jóvenes decidieron no obedecer la "hoja de ruta" de la creación. Se  dijo:"les conviene multiplicarse"; en cambio,  los hombres prefirieron explorar los caminos de la infertilidad o los de la natalidad de conveniencia.
Como resultado, el PIB se tambalea. Parece lógico. Si toda la sociedad descansa en la base de la familia, cuando se trastoca este orden, se altera la sociedad entera. Entonces, el curso del PIB depende de la vida de la familia. Por ejemplo, las mujeres en edad de procrear no logran conciliar el mundo del trabajo con el de la familia. Aquí deberían realizarse ajustes en el mundo de la empresa para facilitar la vida de familia. 

Sin embargo, quienes dirigen la economía mundial, con la señora Lagarde a la cabeza del FMI, prestan oídos sordos a estas evidencias. Las estadísticas del famoso economista francés de moda, Thomas Picketty, hablan de "desigualdades", sin reparar siquiera  el punto crucial de la familia. Sus datos  sobre la "desigualdad" sirven para levantar protestas airadas en las calles, pero, al ignorar sus causas, nunca  se enderezará el flujo de  la situación vigente.

En resumen, si se decide considerar el efecto regenerador de tener familias robustas, se debería comenzar por entusiasmar con la educación adecuada a los niños y jóvenes con una perspectiva llena de realismo, donde cupieran también los padres en esos programas donde se tengan en cuenta la palabra original del Creador para lograr una felicidad próspera. 

Así se podría ir corrigiendo el PIB de una manera "sostenible", sin sobresaltos.



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