Hillary Clinton: Aunque la mona se vista de seda

A la Clinton, como la llaman en los media, se le puede aplicar el viejo adagio castellano: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

Con esto se quiere significar que las palabras de las lleva el viento, y, cuando se sale a la calle, fuera del foro de la convención demócrata, la Hillary se queda reducida a lo que es, pues el viento, casi inexistente en el teatro excepto el provocado por los aplausos partidarios en el acto de su aceptación de candidata del partido demócrata,  la deja reducida a su medida.


Su concepto es su medida. Mientras habla, no ceja de tratar de embaucar a los oyentes con constructos, figuraciones mentales suyas de lo que le gustaría que la realidad fuese. Pero, la realidad no es así. Su medida ha venido dada ya por sus realizaciones durante los años que se ha dedicado al servicio público.

Pero a la señora Clinton parece importarle muy poco. Una mentira se tapa con otra. La importancia de las revelaciones de las estrategias difundidas por un "hacker" desconocido hasta ahora, parecen importar menos que el autor del ciberataque. Por él se ha sabido de las mentiras perpetradas en el seno de la dirigencia de la campaña de Hillary, para desbancar a su contrincante demócrata Bernie Sanders, pero, como en tantas otros momentos de su vida, el fin justifica los medios


(Por supuesto, todo lo anterior no significa en absoluto nuestra predilección por Trump).

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