Guadalupe: Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?


Acabamos de celebrar  la fiesta de Juan Diego, el indígena mexicano al que la Virgen de Guadalupe se le apareció en la colina del Tepeyac el día 9 de este mes.

Un gran ejemplo de la Madre de Dios, siempre dispuesta a difundir su mensaje de esperanza, por medio de niños y gente sin educación o recursos, como sería el caso, años más tarde, con las apariciones en Fátima y Lourdes.

De nuevo, la lógica divina parece no coincidir con la nuestra, tal como ocurrió con los primeros Doce.  Elegir a una persona sin cultura y sin medios para propagar al mundo el mensaje crucial del cristianismo, no tiene mucho sentido. Pero por ahí fueron Pedro y los demás apóstoles, y es que las cosas de Dios las hace Dios, aunque normalmente  se valga de gente como nosotros.

En realidad, si ponderamos bien el caso, una de las maneras de convencer al mundo de la presencia divina en estos casos extraordinarios, es dejarlos en manos de personas que, a todas luces, humanamente hablando, serían incapaces de tales logros. 

Las apariciones de la Virgen de Guadalupe han logrado atraer  al Tepeyac, de todos los rincones de México y de varias partes del mundo, alrededor de 13 millones de peregrinos durante el año, cuando en el interior de la Basílica caben solamente 10 mil. 

Creo que la frase de la Virgen a Juan Diego "Acaso no estoy aquí que soy tu Madre? es crucial en el inicio y crecimiento de esta devoción a María de Guadalupe, cuya fiesta se celebra mañana, día 12.  Esta noche, antes de las 12, desfilarán para cantar ante su imagen algunos de los mejores solistas y grupos de la canción mexicana, no importa que su trato con Ella no haya sido muy especial durante el año. Conmueve ver desfilar ante la "tilma" (manto) de San Diego, el mismo desde desde 1531, sobre el que la Virgen dejó grabada su imagen, miles y miles de personas, a pesar del frío reinante, para cantarle las Mañanitas a la Virgen Morena. La mayoría de estas personas, duermen en la calle, pues no hay lugar disponible para semejante número de visitantes.

El "No estoy yo aquí que soy tu Madre?" ha roto muchos corazones, endurecidos por el trajín de las cosas de cada día. Fue san Juan Pablo II quien canonizó a Juan Diego en 2002.



 

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