Una persona esencial pero desconocida..., después de dos mil años


Parece diabólico..., y también curioso: Se guarda silencio, casi sepulcral, sobre quien se encarga de la santificación del hombre: El Espíritu Santo. Apenas unos pocos serían capaces de decir algo sobre la tercera Persona de la Santísima Trinidad. 

En el llamado Credo de los Apóstoles, por ejemplo, casi se pasa de largo sobre esta figura cuando se reza en la Misa "Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica", etc. sin dar siquiera una nota clave como sí se  da con las personas del Padre y del Hijo y al recitar  el otro Credo de la Iglesia, refiriéndose a Él como "Señor y dador de vida", es decir,  como germen de toda la gracia. No es que nada se sepa de Él, pues ahí tenemos a santo Tomás de Aquino definiendo y perfilando lo común y propio de la tercera persona de la Trinidad, por ejemplo; sin embargo, son muy pocos los que han explicado a los fieles su esencia propia y particular como persona.

Hasta la llegada de Francisca Xaviera de Valle en el siglo XX,  una pobre costurera de Palencia cuya vida se pasa entre monjas y religiosos, sin serlo, se compuso una obra excelsa y sencilla: Decenario al Espíritu Santo. En ella se nos indica una devoción, fácil de seguir durante los diez días antecedentes a la fiesta de Pentecostés. Esta fiesta pasa casi desapercibida para los fieles debido al escaso conocimiento sobre el Espíritu Santo. En Él se resume el amor del Padre y del Hijo, y ante la carencia de este don, valdría la pena dedicarle estos días aunque sea una oración, que adjunto.

Nuestra santidad está en juego. El llamado Decenario comienza hoy y se puede conseguir en la red esta pequeña obra de Xaviera del Valle.

 Ven, Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra