Lo católico es natural, y se vislumbra en ello lo sobrenatural


J.Lejeune, descubridor de la base genética del síndrome Down, trisomía 21, cuya causa de canonización está abierta.



Cuando una discusión se pone candente, por ejemplo,  en términos de moral no falta quien para salir del atolladero confiesa: yo, como católico, reniego del aborto, de la transexualidad, etcétera, asumiendo con ello poner fin al asunto.

Por supuesto, el debate se pone peor y se tizna a quien por ser católico quiere ganar o, por lo menos, poner fin al tema. Los  enredos de este tipo, donde la sociedad actual está tan dividida, confusa, se tienen que ganar por el camino de lo ''natural'', es decir, ver las cosas como son sin tratar de ideologizar el punto. 

La habilidad consiste en ir quitando esquinas a la presentación hasta dejarla en su justo término, cosa no siempre fácil. Tomemos el tema del aborto. Siempre se refiere a la vida de un ser humano. Antes de entrar  a discutir si se tiene o no tiene derecho a abortar, se debe dilucidar el ''qué'', el algo, del asunto bajo discusión. Si se decide que hay vida en ese minúsculo embrión, ¿quién puede decidir sobre esa incipiente vida?

Supongamos que sí hay vida, pero alguien se erige juez y permite que el contenedor de ese ser pueda decidir sobre su permanencia. Jérome Lejeune, pediatra y  genetista francés, hoy en vías de canonización, fue ante un tribunal de Estados Unidos y argúía así ante el magistrado estadounidense: --"Vamos a ver. ¿Estamos ante un ser o ante la "nada". --Ante un ser, respondía del juez. --Diríamos que es un ser mineral, vegetal o animal. --Un ser animal. --¿Humano o irracional? --Humano. Aquí se hizo un silencio, y la promoción de la ley del aborto nunca entró en vigor en ese Estado. Era el año de 1993.

Este hombre, ahora como dijimos, abierta su causa de canonización, jamás se le hubiera ocurrido traer a colación su catolicismo para defender su caso. Lo bueno, como diría Aristóteles es natural, y con ese prisma se debe defender cualquier causa.

Por otro lado, no hay nada en el catolicismo que sea malo, porque todo nace del principio cuando Dios vio que todo lo creado era bueno, y ordenó el "creced  y multiplicaos" para así llenar la tierra...





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