Buen humor y cristianismo







Los cuatro evangelistas.


Se ha venido a instalar de modo generalizado una de las más absurdas creencias, sin fundamento alguno, sobre lo triste y aburrido del vivir en serio el cristianismo

Para empezar podemos iniciarnos tomando una edición de los evangelios, sin más, sin meternos en grandes tratados de teología o  espiritualidad.  Si abrimos el primero de los evangelios, el de San Marcos, dan ganas de seguir a los principales protagonistas debido a la audacia de sus acciones. Comienza sus narraciones con el primo de Jesús, Juan, bautizándolo y se va al desierto. Al regresar, ve a cuatro pescadores, se instala en Cafarnaún y comienza a predicar por los caminos y sinagogas, curando toda clase de enfermedades, a endemoniados, incluso a la suegra de Pedro. Los niños de acercan a él y hablar contado tipo de personas y le siguen, y se sienten familia y el ciego Bartimeo en Jericó le llama Hijo de David y lo cura de su ceguera. Anuncia su pasión, que se cumple, y  resucita y  envía a sus discípulos al mundo entero; y el Señor cooperaba con ellos. 

De manera similar acaba el evangelio de Mateo. Habla de la segunda venida del hombre y las falsedades sobre este punto, que, de hecho, se propalan hasta el día de hoy. Nos cuenta sobre el más importante de los mandamiento, y destaca el amor a los enemigos como signo distintivo de la Ley divina. La mala fe, la mentira y la intriga socavan toda obra buena. En fin, nos narra Mateo la concepción virginal de María, su madre, y las angustias que rodearon su nacimiento.

En este punto, el evangelio de Lucas, desmenuza los momentos de la concepción de María, su disposición humilde ante el ángel aceptando con el "hágase"  los desiginos divinos. Lucas es quien más se acerca a María y nos la da a conocer a ella y a las mujeres que acompañaban a Jesús y a sus discípulos, describiendo e momento de su elección, avisando que el más grande entre ellos es quien se hace como niño. Destaca la amistad de Jesús con Marta y María, hermanas de Lázaro quien resucita, y las veladas en su compañía. Sin omitir los detalles de la pasión, muestra las alegrías de su Resurrección y el perdón a todos los hombres de todas las naciones, antes de su ascensión al cielo en Betania.

Por último, el evangelio de Juan es un encaje de teología del amor. Desde su primer milagro en las bodas de Caná provocado por María, su madre, hasta los diálogos con Nicodemo, muestra quién es la "luz del mundo" y se la muestra a la "samaritana", mujer de cinco maridos. Muestra a Jesús como el "pan de vida" que baja del cielo, a donde él debe partir para que pueda enviarles el Espíritu Santo, el "defensor", y la importancia de la oración para conseguir todo lo que por ella se pida. Antes de su partida al cielo, después de la Resurrección, narra con detalle el cariño  a sus discípulos y los pormenores de su sufrimiento en la pasión, y la primacía de Pedro en la Iglesia.

Después de estos datos, ¿a quién no le dan ganas de encontrar un hombre así y seguirlo por todos los caminos recorridos durante su estancia entre los hombres? Por cada rincón se traslucen los detalles de cariño para todos los que a él se acercan, y la claridad de la alegría suscitada cuando los más cercanos  comprueban que un Dios, que todo lo puede, que nos ha creado y dado la vida por cada uno, se quiere quedar con nosotros en la Eucaristía. 

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