La sinuosidad del diablo


EL diablo viste de Prada.



Un amigo cercano me contó un sueño ocurrido poco antes del amanecer. En la escena se presenta un sacerdote amigo suyo, con quien se había confesado en varias ocasiones, y le propone ante la muerte de su esposa, lo siguiente. Era el día de su cumpleaños.

Ella acaba de morir. Tu vida ha sido una dependencia completa de la suya porque estas enamorado. Ahora, te quedas solo. Eso no tiene sentido. Debes unirte con tu esposa para que sigáis estando juntos por toda la eternidad.

El mago se desconcierta por un momento, y le pregunta al sacerdote cómo podía ser eso. Le contesta: para estos casos está la eutanasia. Te inyectas esto, y pasarás en seguida a reunirte con ella.

El amigo objeta: ¿Acaso quitarse la vida no es un pecado aberrante? o. No, en estas situaciones. Es el amor lo que te lleva a querer estar con tu esposa para siempre. No te preocupes. Soy sacerdote y sé lo que  digo. No te preocupes, todos estamos contigo y va a salir bien todo.

En sus dudas, el amigo despertó, y se dio cuenta de lo absurdo del planteamiento, pues le acarrearía la condenación eterna. Nunca se la habría ocurrido hacer semejante locura, aunque viniera recomendada por su propio director espiritual.

El malestar de tal sueño le rondó al amigo durante un buen rato. Después se lo contó a su esposa que, por supuesto, estaba viva y deseosa de celebrar el cumpleaños con su marido.

Es increíble la retorcida sagacidad del diablo para hacerse presente incluso en el día de un cumpleaños con el fin de inquietar con su realismo maligno sugiriendo una historia increíble..., pero cierta en la realidad de un sueño.

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