Alardear

La palabra alardear viene del árabe, ya desde los alrededores del siglo XIII; pero hoy se usa casi exclusivamente como "hacer ostentación" o "presumir de algo". 

Quien alardea piensa en dos cosas casi siempre. Una, su superioridad en alguna faceta capaz de deslumbrar a sus oyentes. Otra, desconoce su lado flaco en aquello mismo de lo que presume y que, por lo general, los demás ven. Por supuesto, al dejar de lado las carencias personales, se suele ignorar la presencia de las habilidades de los demás.

Pero, la pregunta es la siguiente: ¿por qué se alardea? Se puede o no estar de acuerdo, con la respuesta dada a continuación; sin embargo, podríamos seguir el rastro al primer caso de este síndrome, similar al del "rey desnudo". Se trata de haber digerido el veneno de la propuesta diabólica hecha a Eva y a su marido Adán: "seréis como dioses" si coméis de esta fruta prohibida.

Ese querer ser "como dioses" y creérselo da pie a la presunción de haber logrado un estadio superior a los demás en alguna faceta de la vida. La moda, en concreto, viene de ese querer ser como dioses, porque el cuerpo se adorna o se desnuda de algún atributo especial suyo. Por eso se requiere enseñarlo, para que los demás vean la diferencia en esa pasarela sin fin de la vida, en especial, si está presente alguna cámara. Es del ir, se les quiere "apantallar" al presumirles de algo íntimo invisible a simple vista. Así, el lujo en la vivienda, en el atuendo personal, en la manera de vestir y de vivir pueden llegar a ser un verdadero insulto

En fin, el significado del concepto no ha evolucionado tanto como parecería desde el siglo XIII, donde por él se entendía "pasar revista a la tropa", un sentido todruzavía vigente en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

Y conviene no olvidar que la señal del cristiano es la cruz.