¿Qué le dirías a una persona que está a punto de suicidarse?

No sabría que decirle. Esta persona ya ha decidido qué hacer. No sabemos el porqué de tal decisión. Quizá, encomendarle, porque no sabe lo va a hacer.

Un ejemplo, sólo uno, me viene a la cabeza. Es el momento anterior al suicidio de Judas Iscariote. Se acerca a Jesús y lo besó. Era la señal para los soldados: "Aquel a quien yo besare, ése es; prendedle". Pero, Jesús, lo llama "amigo" y le dice claramente su pecado: !¿..con un beso entregas al Hijo del hombre?

Se ha escrito mucho sobre las posibles razones de la traición de Judas. Jesús lo había elegido como a uno de los doce. Había convivido con él durante tres años. Entonces, en el momento más crucial de la historia, cuando Judas se dispone a traicionar libremente y entregar a su Maestro, Jesús no trata de disuadirlo con un discurso bien planteado, pues conocía de sobra el estado del alma de Judas. Solamente lo llama "amigo" y le cita brevemente su pecado: su traición a Dios mismo, al Hijo del hombre.

Después de  estas palabras, Judas se va a suicidar colgándose. Es algo terrible. Pero Jesús respeta la libertad de su discípulo,  incluso a sabiendas de su decisión. No hay tal cosa como la "persuasión". Uno se persuade a sí mismo. De otra manera, se puede pensar que el "otro", quien sea, tiene poder sobre la libertad personal. Se podría aducir, por ejemplo, en el caso del "pecado original", debido a la superioridad del ángel caído, Satanás, que Adán y Eva sucumbieron frente a los argumentos del tentador. "La serpiente me engañó y comí",  fue la disculpa de la mujer. Y su marido, muy gentil, dice haber comido porque la "mujer que me diste por compañera" me ofreció el fruto del árbol, y comí". De alguna manera le dice a Dios: Mira mejor lo que haces, pues esta criatura tuya me hizo esta oferta, aun yendo en contra de tu prohibición. La respuesta es fulminante: la expulsión del  huerto del Edén. No hay "persuasión". Hay una decisión personal libremente tomada. Por eso el señor, no apela al discurso frente a Judas cuando sabe que ya ha decidido todo y ha recibido incluso un pago por ello. Su palabra última proviene del amor: "Amigo", así le llama a quien le había traicionado.

Así como quizá no sabríamos qué decir a quienes han pensado en suicidarse (caso cada vez más frecuente entre la juventud en estos días de pandemia), tampoco sabemos qué pasa por el alma de quien finalmente se suicida. En cierta ocasión, una señora desconsolada se acercó al santo Cura de Ars, preguntándole sobre la situación de su esposo, pues se había suicidado tirándose del pretil del puente al río. La respuesta nos  puede servir: "¿Usted no sabe que entre el puente y el río hay tiempo suficiente para el arrepentimiento?

Es decir, Dios puede poner ese deseo en el alma de un suicida, y, ante los ojos de los demás, lo que aparece como un hecho irremediable, ha podido tener remedio..., por la gracia de Dios.

En fin, creo que el "amor", aplicado de mil formas distintas, es el remedio de los pensamientos suicidas, de los intentos de suicidio y del suicidio mismo. Nadie enamorado en la tierra, optaría por una salida de la vida donde reine el amor. Ni los amantes de Teruel ("tonta ella; tonto él", canta el dicho): se van porque les impiden amarse.

De ahí la llamada de Jesús a Judas en el último momento: "Amigo". Si no se quiere responder al reclamo del amor, entonces, se pierde la libertad, y sin ella no se puede amar.




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