El hecho de que no se quiera ver, no implica que la realidad no exista







De repente, sale por ahí alguien, de una esquina de la vida, dice sin ton ni son lo que siente delante de  algún periodista, quien recoge lo dicho, y lo publica en algún medio, la ruleta de la suerte se centra en esa dicharachera persona, aunque afirme cosas como lo siguiente: "Tengo la sensación de que ninguna religión sabe adaptarse a la modernidad". Y, la pregunta sería: ¿Quién es esa señora modernidad, que, como barragana en turno, todo el mundo debe agacharse para copular con ella?

Deberíamos preguntárselo a la autora de tal afirmación, una marroquí, afincada en Francia, calificada ya con el alto grado de "activista" y "pensadora", nada menos. "El cuerpo de la mujer sigue siendo un capo de batalla", dice. Y la vida se aniquila cuando la mujer quiere porque puede "disponer de su cuerpo". 

En fin, de su nombre, no quiero acordarme. Milita en el pozo profundo del "sexo", por activa y pasiva, y la apoyan quienes no se han comido una rosca hace tiempo o quienes no saben vivir sin ella. 

La vida, para gente como ella, nada vale. Sin embargo, quienes andan de oliscones buscando más allá de nuestro planeta, cuentan hasta 4 mil planetas fuera del sistema solar. Y lo que más les interesa, confiesan, es encontrar señales de vida. Por ese interés, les llegan a dar el premio Nobel de Física 2019, como es el caso de Peebles, Mayor y Queloz.

Es decir, mientras en la Tierra se aniquila una vida con la mano en la cintura, sin mover un músculo de la cara, se piden recursos y se premia a quienes encuentren quién sabe dónde vestigios de esa vida tan poco apreciada por estos lares.  

Al hombre que no quiere ver,  la realidad no le importa.  Es el tiempo del absurdo...si nos dejamos atrapar por él.      

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra