Ya está bien de jugar con la vida...de los demás








Ciro Gómez Leyva es un periodista, con una programa de noticias a la noche en un canal de televisión mexicano.  Suele editorializar con frecuencia en vez de informar.

Hace unos días, se congratulaba de la aprobación en el estado de Oaxaca, México, del aborto, y pasaba a recordar el éxito de estas operaciones en la Ciudad de México desde su aprobación, más de un cuarto de millón de abortos. Su alegría se centraba en el hecho de no haber sufrido ninguna muerte prácticamente de las madres que decidieron  abortar. En su insensatez maliciosa, no se inmutaba el periodista de marras por ese cuarto de millón de niños asesinados en esas operaciones, cuando él suele alzar la voz (está bien) cuando alguna persona es muerta a consecuencia de la violencia de algún asalto callejero o en el campo.

En eso se parece al periódico español El País. En su "edición América" de hoy (1.X.2019), celebra en primera página con una gran fotografía a tres columnas, a una mujer en una actitud desafiante de la Marea Verde oaxaqueña por su contribución a despenalizar el aborto.

Estos periodistas, tan amigos de la libertad y de la democracia, quizá no han reparado en el siguiente dato: en Oaxaca, un 66% de la población entrevistada  en una encuesta del diario El Financiero (27. IX. 2019), de unos días antes, "no está de acuerdo" con darle "a la mujer el derecho al aborto". Y no pueden dárselo, porque no lo poseen.

Ante el crimen de una persona inocente sin defensa alguna con la aprobación materna (quizá la menos culpable de todos los que intervienen en esa masacre, comenzando por los médicos y ayudantes, y la de todos quienes aprueban con leyes sobre asuntos fuera del ámbito de su competencia, que no deberían legislar), se callan en lo reclamado por la mayoría de la población y legislan en contra de la voluntad popular.

Si hay crímenes horribles, el del aborto es el peor de todos ellos, y participan de su ejecución quienes desde los media y de cualquier otro foro, privado o público, ensalzan su cometido.

El mundo no andará bien, hasta que quienes en él habitan, aprecien el don de la vida.

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