El desempleo de los ángeles: una gran oportunidad

La fiesta de los santos Ángeles Custodios, se celebra el 2 de octubre.

Pensaba en esa idea de Tomás de Aquino respecto al número de ángeles. Este gran doctor de la Iglesia, llamado Angélico, pensaba que Dios creó más de lo mejor. Así pues, el número de ángeles sobrepasa abundantemente  al número de las demás creaturas de la tierra. 

Esta idea, sumada a la de la asignación exclusiva de un ángel a cada persona desde el momento de la concepción,  lleva a pensar en el posible desempleo de tantos ángeles mientras esperan el nacimiento de la persona a custodiar. Es decir, mientras les llega el turno de la vida a cuidar, los ángeles están "desempleados".

Por supuesto, no se aburren. San Pablo comentaba de su arrebato al tercer cielo y sólo nos habla de su asombro, sin proferir palabra de lo ocurrido. Tal debe ser el entretenimiento disfrutado por todos los ángeles, especialmente aquellos temporalmente  "desempleados".

Ellos están a la espera de realizar ese gran trabajo de ayudar a llegar al cielo, a su fin, a quienes tienen encomendados.  Seguramente, ya antes de nacer no cesan de encomendar de continuo delante de la Trinidad y en colaboración con María Inmaculada, madre de todos los hombres, a esas almas por venir. Es  decir, cuando un hombre viene a este mundo ya han pedido mucho por él.

Sin embargo, esos ángeles, a la espera de su custodiado, deberán gozar de mucho "tiempo libre". Claro, esta no es una noción teológica de rigor, pero la idea nos puede servir. Por ejemplo, podemos pedir a nuestro ángel custodio, cuando no llegamos a tantas cosas, pedir ayuda a los "ángeles desempleados". 

En especial, podemos pedir ayuda para tratar a tantas personas cuya vida se gasta sin fundamento alguno, sin tener claro el fin para el que han sido creados y a quienes jamás llegaríamos a conocer. Entonces, podemos rogar a esos  ángeles "desempleados" para que intercedan por ellos y, dentro de lo posible, nos los pongan en el camino. Así también,  conscientes nosotros de la potencial ayuda a prestar, nos estimulen para interceder también por ellos. De esta manera, si se cruzaran con nosotros en el camino de la vida podríamos animarles a recuperar el tiempo perdido. 

Lo mismo, por los enfermos, por los agonizantes, por quienes están a punto de quebrarse ante una tentación diabólica. En fin, hay mucho por lo que pedir.

Es así como concibo a santa Teresita del Niño Jesús. Encerrada en su convento, esta joven carmelita fallece a los 24 años donde estuvo desde los 15,  y la Iglesia la declara, sin jamás haber salido de los muros de su encierro, "patrona universal de las misiones". Esta jovencita quería ser el "amor en el corazón de la Iglesia". Y lo consiguió en medio de su debilidad, apoyándose en quien para su obrar "no hay imposibles" y en las milicias celestiales.

Los ángeles son los grandes cómplices del bien, y están a deseo de tener un empleo.





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