¿Va la religión en contra de la mujer por no apoyar el aborto?





Anunciación, Beato Fra Angélico, 1428





Cuando  la puerta de la vida se  abre, aunque sea una rendija, ya no se puede volver a cerrar.

La humanidad no levantará cabeza mientras se sigan cometiendo  crímenes contra personas inocentes; en especial, el asesinato de millones de infantes todavía sin nacer, por medio del aborto.

Siempre ha habido crímenes, desde el de Abel cometido por su propio  hermano Caín, hasta los dejados dejados por toda la superficie de la tierra especialmente por venganza y  guerras. Pero el número de niños sin nacer sin esperanza de ver la luz algún día, sin jamás haber cometido ofensa alguna, se cuenta en la proximidad de los 50 millones anuales.

Después de aprobar estos crímenes,  los políticos comprueban el hecho de la falta de jóvenes para sacar adelante las necesidades del país. Hacen cábalas para calcular de dónde saldrán los fondos de pensiones para quienes vivan más allá de su jubilación. Se dan cuenta de la falta de ingresos al fondo de pensiones  porque debido al descenso de las tasas de natalidad en todo el mundo, especialmente en los países europeos. Pero continúa el auge de las leyes que favorecen la masacre de los infantes no nacidos, es decir, de criaturas queridas por Dios pero rechazadas por los hombres. 

Cuando la religión se estanca o disminuye el fervor de los fieles, se da una subida en la tasa de abortos  de un país.

En México, el 63% de la población desaprueba la legalización del aborto, pero las legislaturas de algunos estados lo aprueban. Los números no importan cuando se logran las metas propuestas por la UNESCO desde la Conferencia de El Cairo en 1994 y la de Pekín un año más tarde.

La escritora Leila Slimani, 38 años,  ganadora del Prix Goncourt,  tiene "la sensación de que ninguna religión sabe adaptarse a la modernidad". Tiene razón, si lo hiciese, la modernidad se convertiría en religión.

Pero, esta escritora y periodista, natural de Marruecos, mantiene que toda religión es homófoba , misógina y no favorable al aborto" y contraria al libre derecho de la mujer a disponer de su cuerpo". Claro, aunque ella tiene dos hijos, ya se ha sometido a un aborto y vive unida en pareja.

En fin, es la historia interminable: sacrificar la vida de los demás, inocentes, para seguir "disfrutando" de la vida sin cortapisas, como Herodes, ante el miedo a la libertad amenazada.

La vida es sagrada, y nadie puede disponer de ella, aunque sea abriendo tan sólo una rendija.




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