¿Cómo sabemos que "algo" es "fake news"?

Hemos llegado al momento de estar todos metidos en la cueva descrita en el mito de Platón. Junto a la  pared en el interior hay una hoguera, y lo que pasa afuera se proyecta en la pared como una sombra. ¿Es real lo contemplado en esa pared? 

Cada vez más "personas" van en camino de no serlo. La persona se alimenta del conocimiento, una parte de la realidad. Cuando lo "conocido" coincide con realidad, entonces la certeza se afianza ante la presencia de una "verdad objetiva". Pero, no podemos concluir, basados solamente en la información recibida a través de las redes sociales, si se trata de una  verdad o de una falsedad.

Para empezar, las informaciones recibidas en las "redes sociales" vienen a ser como las "sombras" aparecidas en la cueva platónica. Y, con frecuencia, ni siquiera las "sombras" se han percibido directamente; más bien, se trata de "sombras" referidas, cuyo origen se desconoce.

Por supuesto, lo mismo se podría aducir de cualquier otra información  transmitida por los medios tradicionales: radio, prensa y televisión. Pero el mal no está ahí. Es, como diría en gran profesor canadiense Marshall McLuchan, que "el medio se ha convertido en el mensaje". Cada quien tiene su propio medio hoy, y su propia clientela, bien para enviar o recibir mensajes. No importa si son o no verdad. Lo importante es estar "conectado", en la red.

La parte realmente patética de todo este entramado, donde los mismos dueños confiesan sus debilidades económicas ante un gran jurado, como Zuckerberg, resulta de verse un baja en la calidad del profesionalismo. O bien, un panorama en donde este profesionalismo queda obnubilado por presencia millonaria de emisores sin responsabilidad alguna en la transmisión de mensajes.

Pocos se sienten obligados a comprobar si los mensajes recibidos tienen siquiera visos de haber nacido de la realidad. Es decir, si son verdaderos.

¿Cómo sabremos si un mentiroso no miente? Este es el otro problemas concomitante. No faltan quienes (podemos ver diariamente las protestas por la manipulación profesional de mensajes sobre la política, las elecciones, los personajes de la Iglesia, etcétera), se dedican a tergiversar la realidad sobre asuntos cruciales de la vida social.

De nuevo, Platón, nos diría: ¿Cómo sabremos si un mentiroso dice que no miente? El remedio a la falta de profesionalismo se remedia en parte con la formación ética  en las carreras relacionadas con la información y, comenzando por la familia. La segunda adivinanza platónica, tiene la misma respuesta: podríamos aprender del suceso del pequeño George Washington cuando, a pesar del castigo a la vista, le dijo a su padre la verdad sobre la rotura de la rama de un árbol del jardín.

Pero hoy ya no se cuentan estas historias.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra