Relativismo y posverdad: resultado de una secuencia premeditada


¿Ha muerto la verdad?





El diccionario de la RAE (Real Academia Española) va a definir antes de fin de año el significado de posverdad. Sin embargo, ya se han derramado "ríos de tinta" dilucidando este concepto (si fuere tal cosa).

Los "conceptos" de verdad suelen tener un referente real, y no estamos seguros de tal cosa en el caso de posverdad. Hablan de intercambio de emociones, de sensaciones. No negamos la existencia de estas manifestaciones, pero, si se quieren aprehender, se esfuman.

Al hablar de verdad se desliza con frecuencia una sonrisa sardónica. Se tiende a esbozar una respuesta sin palabras, sin referente real. Una especie de mueca, pues se vive tranquilamente con los "puntos de vista" subjetivos, y, de esta manera, desaparece también el error. Sin verdad no hay error. Así, se navega dentro de lo posible, claro está,  sin las amenazas inquietantes de quienes ya saben todo lo necesario para sobrevivir en este mundo y en el venidero, añadiendo a las preocupaciones de aquí las imaginadas del más allá.

La vida es la vida, llena como está de retos con los sobresaltos producidos por el tener. Y ahora que nos venga alguien a hablar del ser  resulta en un capricho de mal gusto,  estrambótico, fuera de lugar. Ante tal oferta no se debe perder ni un mínimo de tiempo. La preocupación por el tener exige una dedicación a tiempo completo.

Deambular entre Escila y Caribdis no siempre resulta cómodo debido a los escollos escondidos en las turbulentas aguas de la vida, algo bien conocido por los antiguos. Aquí la razón debe responder a las grandes preguntas del hombre, concernientes a ese porvenir, al parecer tan fatuo, a juzgar por los científicos de nuestro siglo, amigos de lo tangible y concreto.

No está mal. Pero el hombre se queda en un espacio real, aunque reducido, porque él sabe por la razón misma de su superioridad intelectual, recibida. Al encerrar al hombre en las coordenadas de lo científico, se asfixia, porque no puede dar respuestas a las preguntas fraguadas en la conciencia, siempre en pos de la verdad.

Así las cosas, la posverdad se nos queda en mantillas, a la espera de un reconocimiento de la citada RAE, pero sin vínculo alguno con la realidad más allá de una moda sin sustancia, pasajera, incoada por los mismos quienes niegan la vida en la fecundación y se deshacen de ella para probar la valía de su "punto de vista". O la de llamar familia a lo que no nace de un matrimonio entre hombre y mujer, y tratan de probarlo a base de la posverdad encerrada en el "transgénero", un inverosímil sin más realidad que la renuncia al ser a cambio  de apropiarse del caprichoso tener.

Vamos a ir viendo emanaciones subjetivas de los más diversos colores, sin compromiso alguno, al haber desterrado la verdad y, de  tanto pensar, se les coló a estos "amigos de novedades",  como el agua puesta en una cesta,  lo real,  para rendirle culto, ahora sí, a todos los dioses.
Uselseemus



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José V


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