Siria, vergüenza mundial: parálisis ante un holocausto













Hoy se quiere resolver y justificar todo con la palabra mágica: estrategia.


El caso de Siria llama la atención. Después de casi 5 años de guerra interna, se agrava ahora con la presencia de grupúsculos armados de mil facciones distintas.  

A pesar del invierno, más de 70 mil refugiados desde enero buscan una salida a su situación en alguna de las fronteras europeas. El año pasado lo intentaron más de un millón, incluidas mujeres y niños. El país sirio regido por Bachar el Asad ha perdido más de la cuarta parte de la población.

Europa se queja de la avalancha de entradas ilegales. Las grandes potencias observan sin mojarse. 

¿Estrategia? La única estrategia que no se cita en los media es la de la conveniencia de los grandes bloques políticos del mundo para usar ese espacio sirio y de Oriente Medio como desfogue de todas las tensiones existentes entre esas potencias por razones económicas y geopolíticas. Sin embargo, la primera página de lo periódicos y telediarios del mundo se ocupa del bajón de la economía debido al miedo. Miedo ¿a qué?

Parecen decir:  mejor que les toque a los sirios y países circunvecinos que a nosotros. La masacre sigue creciendo, sin que nadie se atreva a mover un dedo. Estados Unidos no está dispuesto a ser la policía del mundo. China se entretiene con su meta de crecimiento para no desairar las directrices del partido comunista chino, y así solventar los brotes crecientes de descontento entre la población. Rusia tiene marcados intereses en controlar sus salidas al Mediterráneo, precisamente a partir de la costa Siria y no se va a mover ni un ápice de su meta. Turquía no abre sus fronteras porque ya tiene más de dos millones de sirios refugiados. Mientras, la pobre Corea del Norte, pobre porque no tienen sus habitantes lo necesario para comer y llevar una vida digna, juega a poner nerviosos a sus vecinos del Pacífico lanzando cohetes y prosiguiendo su carrera nuclear.


Por supuesto, ciudades llenas de historia y esplendor, como Homs, Alepo y Damasco, por ejemplo, son cementerios. Los cuatro supervivientes de esa zonas no pueden comer porque El Asad no se lo permite debido a las incursiones aéreas. 

Acaba de fallecer su madre, Anisa Majluf, a los 86 años de edad,  educada por las monjas del Sagrado Corazón en Francia. Le preocupaban, dicen, los ancianos, las mujeres y los niños. Sin duda, su hijo le dio materia en abundancia para hacerlo hasta el final de sus días.

En fin, la estrategia parece ser desde hace cinco años, dijimos, que el holocausto de un pueblo se cierna a un punto concreto, que sirva de desahogo de las tensiones de las grandes potencias.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra