Los "media" y el Papa


Se ha dicho que tradicionalmente se ha impedido el acceso de las mujeres a la 

Si bien san Juan Pablo II, siguiendo a Pablo VI,  dejó como  algo "definitivo"  la costumbre de elegir  sólo a varones para el ministerio sacerdotal, aclarando bien  que la Iglesia no tiene "en modo alguno la facultad" de ordenar a mujeres. No es cuestión de gustos, es que no se puede. ¿Por qué?

En aquella primera Misa del Cenáculo de hace dos mil años sólo había hombres, los apóstoles, pero no ha faltado quien con habilidad retórica,  encarase con la "razón" la decisión del Magisterio de la Iglesia. Y es que, suele ocurrir,  cuando se quiere ir muy lejos con la razón,  se agota el misterio.

Sus argumentos se elaboran así: De acuerdo, no había mujeres en aquella primera ordenación. Pero, añaden, tampoco había negros, ni americanos... Por lo tanto, nada impide que las mujeres accedan al sacramento del orden sacerdotal aunque no estuvieran presentes en la primera celebración eucarística. Y es que, la Iglesia católica, misterio de fe, sin oponerse a ella, va más lejos, por decirlo de alguna manera, que la propia razón. Y no se impone la verdad de su misterio para silenciar las conciencias, sino para darles cauce.

Debemos ir un poco más atrás, cuando Dios, al crear al hombre, los hizo varón y hembra. En esa narración no se habla de colores, ni de razas, ni de continentes. Se dice escuetamente que el matrimonio se forma entre un hombre y una mujer. El género masculino y femenino ocupa así todo el espectro de las posibilidades para concretar la validez de este  sacramento (Como también, de la misma manera, un homosexual no puede ser candidato al sacerdocio).

Así, al presentar en el nacimiento de la Iglesia la ordenación de los Doce se extingue la posibilidad de que, en esa Tradición, entren las mujeres. Benedicto XVI afirma que la ordenación sacerdotal es una "figura constitutiva de la Iglesia", que no se puede hacer lo que a uno le da la gana. Es algo que "viene dado desde Él".

Ratzinger añade en otra cita, a modo de consecuencia ejemplar,  que nos basta ver la experiencia de la Iglesia Anglicana para constatar que la presencia de mujeres en sus ordenaciones sacerdotales y en su jerarquía  no ha la llevado a un auge; más bien todo lo contrario.

Esto no significa que los media se inventen todos los ataques. Existen amplios sectores de la Iglesia, en unos países más que en otros, que muestran claramente su aversión al papa y a la institución de la Iglesia, pues no acaba de ser como a ellos les gustaría, y es de donde también recogen los media sus reportajes.

Resultaba un contraste  presenciar la reciente visita del papa Francisco a México en diferentes televisoras, por no mencionar los artículos generados en los periódicos. A pesar de que el Papa había dicho claramente cuál era la intención de su viaje, eminentemente pastoral, como peregrino de la paz en este año de la "misericordia", con harta frecuencia los comentaristas insistían en el tiente político de cualquiera de sus declaraciones. Se olvidan de que la Iglesia se ha preocupado siempre del hombre, un animal político (como nos recuerda el papa Francisco citando a Aristóteles), que sufre a causa de las políticas. Pero referirse a ello, no significa, ni mucho menos, que se esté haciendo política, sino ocupándose del hombre.

La declaración más ruidosa para los media  se ha relacionado con la necesidad de establecer puentes entre las culturas y los países, y que no es cristiano obstaculizar la vida de las personas que buscan sobrevivir en un mundo plagado de injusticias. Pues bien, se ha querido ver este pronunciamiento como un ataque, especialmente, a los Estados Unidos y sus políticas migratorias. 

Por ejemplo, el candidato más reaccionario del bando republicano, Donald Trump,  ha sentido esta postura del papa Francisco, como un ataque personal a su cristianismo. No se da cuenta de que toda la base del cristianismo se basa en la caridad y que las "obras de misericordia" son la conducta esperada de cualquiera que se precie de ser cristiano. Incluso en alguno de los canales de televisión calificado de conservador, Fox News, se ha denostado por buena parte de sus mesas de diálogo, el proceder del Papa, equiparándolo con el candidato demócrata, el socialista relativamente extremo y judío, Sanders.

Bien. La Carta Encíclica de Juan Pablo II, ahora santo, Centessimus annus, deja muy claro que tanto el socialismo como el capitalismo se preocupan mucho por la economía desde ángulos distintos, pero dejan fuera al hombre. Y los media a veces se olvidan de este cometido en su afán de lucimiento personal o de venta de los productos que difunden.





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