Paso a paso hacia la Navidad, lo entrañable


El Adviento es dar pasos hacia el Portal de Belén. Lo demás es lo de menos. Ahora bien, una vez ahí se admite la presencia y la reunión con ángeles, pastores y reyes, acompañados de una buena música, celestial a ser posible.

Para lograr este deseo, se trata de lo siguiente. Poner un árbol de Navidad en tu casa, adorando con motivos de esta celebración y recuerdos de familia. En lo más alto colocar un ángel.   

A los pies de semejante escenario, se pone el "nacimiento", el portal de Belén con el pesebre, y María y José contemplando al niño Jesús. Luego, dejándote llevar por el corazón y por los recuerdos ---valen todos, desde la infancia sobre todo--- se trazan los caminos por donde se irán situando los pastores con sus ovejas, y un poco hacia un lado, la presencia de los tres Reyes venidos de Oriente, siguiendo una maravillosa estrella, que se puede situar en la cima del "nacimiento".

Como nos dice Isaías, se recorre el "canino santo", lleno de luz, para evitar cualquier tropiezo. Quedan unos cuantos días para llegar a ese momento tan esperado durante tantas generaciones. Ahora tenemos la seguridad de que Dios está con nosotros, porque ha venido a rescatar lo perdido. Si no se , nos llenaríamos de contento, como Zaqueo, de tener tanta miseria acumulada en nuestra vida; es entonces cuando se nos dice, baja de donde estás subido porque conviene que hoy "me hospede en tu casa". 

Sí es hora de hacer las paces, primero con uno mismo, sin asustarse al ver tanta maldad en nuestro camino; luego, debemos acostumbrarnos a ver la parte buena de los demás: es la manera de ir apagando ese espíritu crítico, ese fijarse en el "no ser" del otro, primer escalón  de la separación al creernos distintos, superiores, diría, a quienes junto a nosotros pasan por el camino. Es muy distinto cuando ya en paz con uno mismo anima a los demás a unirse en el caminar par ir llegando juntos al "nacimiento", ese que hemos puesto en casa.

Bueno, apenas quedad tiempo, un par de semanas acaso, y conviene prepararse en lo personal para hacer un poco de sitio a quien casado de caminar en solitario espera siempre, aunque no llega fácilmente esa mano acogedora que invita a quedarse junto al fogón navideño, con luces y sombras de cariño a sabiendas de no haber perdido la oportunidad de renovarse en la compañía de me acoge en su casa en Adviento.

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