Santidad y juventud, son posibles


Sandra Sabattini, joven italiana de 22 años, recién beatificada.



Nos han dicho hasta la saciedad, que Dios nos ha creado para ser santos. Sería una aberración pensar otra cosa. Sin embargo, esta voz llena de esperanza, apenas se escucha.

La Iglesia acaba de nombrar "santa" (beata) a una jovencita italiana de apenas 22 años, de nombre Sandra Sabattini. Falleció en 1984 atropellada por un coche conducido a alta velocidad. 

¿Qué hizo para merecer tal honor? Vivir la caridad. Se dedicó especialmente a servir a los discapacitados y drogadictos en la comunidad Papa Juan XXIII. Eso es todo.

Lejos de llenarnos de asombro, este hecho que hoy la Iglesia  pone a nuestra consideración, nos debería llenar de alegría conocer que una vida sencilla, corta, puede ser transformada por el amor. Es el gran y sucinto mensaje repetido por san Juan al final de una de sus cartas:  "Que os améis". 

No nos queda otro camino que pedir el amor a quien lo puede dar, porque él mismo es el amor. Santidad y juventud son posibles.



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