Fe, fe, ten tan solo fe (I)


Jesús provoca.
"Sin mí, nada podéis hacer". "Pedid y se os dará". "Para Dios no hay imposibles". "Decid a este monte trasládate al mar, y se hará".... "Te basta mi gracia".

Entonces, ¿qué hacemos aquí?

Por una parte, vemos que Jesús todo lo puede. Por otra, al mirarle en la cruz, para conseguir que todos los hombres se salven, echamos una mirada al mundo y experimentamos que está casi todo por hacer. 

¿Que nos falta? 

No lo sabemos; ni tampoco importa. Si pedimos se nos dará. Entonces, a los católicos hay que enseñarles a "esperar", porque acabarán recibiendo (spe salvi), si se ejercitan en la "paciencia" llegará la recompensa, el premio, la "felicidad" creída y esperada.

En el mundo agitado que nos presentan, hay un rumbo marcado por la fe. Se trata de  lo que hay que creer. Por otra parte está el problema del cómo  se debe presentar este qué dadas las circunstancias actuales. Entonces, el qué es inmutable; la variedad, la adaptación se abre en el cómo

Dios es bueno; Jesús, atrayente: le seguían multitudes. Luego eran notorias las "bondades" divinas, y lo "atractivo" de Jesús. 

A la hora de definir el cómo debemos pensar en el sujeto de la "comunicación" y así poder transmitirles lo de siempre pero "adaptado" a los tiempos, sin faltar nunca a la Verdad. Esta síntesis la encontraremos en la persona de Jesús: él es verdad y vida. La verdad, no cambia; la vida, se adapta  según el público y las circunstancias de tiempo y lugar.


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