Formas de vivir y de morir de algunos que fueron famosos






No siempre el hombre elige las formas de vivir de acuerdo con su naturaleza, y, ni mucho menos,  las formas de morir. Sin embargo, hay quienes sí determinan su vida y la forma de acabar con ella.

Quizá algunos de los famosos de la historia, nos podrían causar envidia debido a las posibilidades que la fama, las relaciones, y el bienestar económico traen a sus vidas. Picados por la curiosidad, elegimos repasar los pasos de un centenar de quienes han causado admiración  de muchos de sus seguidores. 

Por ejemplo, para repasar la lista de los personajes de la literatura del siglo XX, elegidos por el periódico Le Monde, todos ellos inteligentes en grado sumo, nos encontramos con varias sorpresas (aunque no todos son franceses, la mayoría de esta relación lo son).

En principio parecería que estos destacados pensadores serían capaces de hacer coincidir su ideal de humanidad con el de la virtud apta para dar sentido a la existencia, aceptando la verdad profunda de su ser, de alimentarse de la verdad no solo en el orden del pensar sino mejor aún en el de vivir, y en un anhelo de vivir en la verdad para  encontrarse  en diálogo constante con los demás hombres, como nos recomendaría el conocido filósofo alemán Josef Pieper, como un estilo de vida donde "la moral no es algo que se añade a la antropología", no se impone.

La sexualidad es uno de los puntos clave de la vida humana, y no por haber elegido la carrera de escritor, novelista, etcétera, deja de aparecer en los primeros planos de la vida de muchos de los personajes de sus novelas y cuentos, sino también de la suya propia.

Por ejemplo, mientras el  25% aproximadamente, contraen matrimonio una sola vez, otro porcentaje similar se casan o cambian de pareja entre dos y cinco veces durante su vida. Otro 25%, sin embargo, nunca se casan pero tienen una pareja más o menos estable, en donde se incluyen las relaciones homosexuales. Albert Camus, por ejemplo, aunque casado, llegó a tener hasta siete parejas. 

El segundo aspecto a destacar de estos escritores se refiere a las creencias. Si bien esta faceta no se suele hacer pública en todos los casos, abundan los ateos confesos y los agnósticos, de manera especial entre quienes destacan por su "sensualidad". Simeone de Beauvoir, una representante de este rubro. 

El suicidio acabó con la vida de  Hemingway, premio Nobel, Virginia Wolf, y Stefan Zweig, entre otros,  quien se la quitó  junto con su pareja, lejos de su país natal Austria, en Brasil.

Las drogas y el alcoholismo  afectaron a más de una décima parte de este conjunto de escritores, y destaca entre ellos por su vida azarosa, el norteamericano Raymond Chandler.

Llama la atención que cinco de los autores murieron en accidentes, como el caso de Antoine Saint-Exupéry y de Roland Barthes, y uno de ellos, Federico García Lorca, fuera fusilado al comienzo de la Guerra Civil española. Los trastornos mentales también hicieron mella en varios de los de este grupo de intelectuales destacados.

No quisiéramos acabar este recuento sin mencionar a quienes, destacan en este grupo, por su calidad de vida. Me refiero, por ejemplo, a Bernanos, al Nobel François Mauriac, Paul Claudel, el ahora bien conocido R. K. Tolkien por sus obras llevadas al cine, y el alemán y premio Nobel Heinrich Böll. Todos ellos fueron católicos y son una muestra de que se puede vivir la fe en medio de un ambiente no siempre favorecedor de las creencias religiosas.

Quizá, en la virtud divina de la caridad el cristiano mantiene hacia Dios y hacia el prójimo una disponibilidad a toda prueba que va muy por encima de la capacidad natural del amor. 










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