Los atuendos en las Olimpiadas dejan aparecer a las "mosconas"


Exhibirse y mostrar. La  diferencia puede radicar en el fin. Las Olimpiadas no son los mismo para hombres que para mujeres. El hombre al competir, muestra sus habilidades según la prueba a desarrollar 
con un traje bastante adecuado. En la prueba de 100 metros lisos, desde su arranque, los competidores se muestran  atentos a cada movimiento, perfectamente calculado.

En el caso de las mujeres es otra cosa. Lo ceñido de los atuendos, breves si cabe, las hace parecer como "mosconas", (así se las llama en el diccionario de la RAE, a las mujeres desvergonzadas), a las competidoras de las diferentes pruebas, bien salten hacia arriba, hacia adelante, o corran un trayecto corto o largo. Ahora bien, no todas van así.

Aquí es donde la igualdad, tantas veces reclamada, debería exigirse, con el fin de mostrar los mismos atuendos hasta donde fuera posible. Pero, no. Nadie protesta, y se puede imaginar a los organizadores cayéndoseles la baba en cada prueba. Quizá las participantes también disfrutan de la oportunidad de exhibirse delante del público y de sus mamás, quienes la tuvieran.

En fin, no se trata de volver a los orígenes de las Olimpiadas. En ese tiempo sólo competían los hombres, y lo hacían desnudos. Por tanto, se prohibía la presencia de las mujeres en  esas pruebas, a no ser que se colara en el recinto  alguna "moscona". 

Hoy, se trataría de abrigarse un poco más, de tal manera que la indumentaria pudiera absorber un tanto lo perspirado en los entrenamientos y durante las pruebas. Les vendría a todos bien, a ellas y a ellos.






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