Antes de la verdad existe lo verdadero
rio, podríamos estar, como un Picasso cualquiera, delante de un espejismo, de una fabricación mental, incluso perfectamente ordenada, pero sin visos de realidad alguna.
Las llamadas fake news no son sino fruto de admitir falsos problemas, debido a muchas causas, entre las que siempre aletea hoy día, el apresuramiento, las prisas, para llenar espacios audiovisuales o de papel, sin tiempo para dejar el camino libre de obstáculos.
Antes de la verdad, existe lo verdadero. La verdad es lo resultante de un ejercicio básico: adaptar el entendimiento a la cosa. Manifestar lo primero que se nos ocurre, bajo la pretensión de ser leales con nosotros mismos, podría sonar muy atractivo, pero quedaría fuera de la realidad.
La validez de un conocimiento se valida por la existencia previa de un objeto ponderado por el entendimiento al recibir una evidencia sensible de algo inmediatamente percibido. Es decir, los "hechos" tras los que los profesionales de la información se abocan no son distintos a la manera de percibir del resto de los mortales: los "hechos" se plasman en sensaciones, y si no se han experimentado directamente, se conocen por la descripción de otros. Cuando este conocimiento nos llega por esta vía indirecta se debe procurar verificar las condiciones de posibilidad de tal "hecho", como se haría también con la concepción personal de algo aprehendido.
Los juicios periodísticos entonces, antes de ser emitidos, se deben verificar si se da la adecuación del entendimiento con lo real, pues es esta la manera de captar la "esencia" de las cosas. Dicho de otra manera, si los pensamientos expresados en los media no son conocimiento de un hecho real, estaríamos delante de un recuento de experiencias personales sin punto de contacto con la realidad.
Cuando se mira la realidad de frente, sin pestañear, no hacen falta las caretas.
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