La "paz" y el "respeto" en lo social y en la política





Se suele entender por "paz" la tranquilidad en el orden, desde los comienzos de la Edad Media, con san Agustín. Y el "orden" comienza fijando el "bien común" de la sociedad, al que se atienen gobernantes y ciudadanos. Por eso el "respeto" se debe a personas y a las cosas pertenecientes a esas personas y a la comunidad.

Hoy, tanto en el Parlamento, en los llamados media, en el seno de las familias, en las relaciones laborales y sociales, se discute por nada, y la tarea principal, esa búsqueda del bien común, ha quedado en el olvido. La división reina por doquier. Como perros y gatos (con perdón de estos animalitos, tantas veces mostrados en convivencia pacífica), se llevan actualmente muchos, tan vulgarmente, como si fueran protagonistas en los foros de televisión frecuentados por Isabel Pantoja y Ana Obregón bajo los pinchazos del presentador Javier Vázquez.

La pandemia actual, lejos de unir a las personas, esta creando divisiones por naderías. ¿Qué hacer? En primer lugar, nada ocurre sin el querer o el consentimiento divino. Por tanto, serenidad. En segundo lugar, debemos calar más hondo y darnos cuenta  que, esa persona de al lado, sea o no de la familia o del grupo de amigos o un transeúnte, es un semejante, es decir, otro yo, una semejanza divina compartida llamado a la vida porque él quiso y por su  amor; es decir, estamos en igualdad de condiciones con los demás; por tanto, la alegría es el efecto natural de esos encuentros con  "otros yo". En tercer lugar, estamos aquí con un fin: ser felices por toda la eternidad, porque somos hijos de quien nos ha redimido del pozo abismal del pecado.

Sólo estas verdades --hay más--, nos bastan para caminar por estos senderos de la vida debido al regalo de  un destino, comprado a tan alto precio. Por consiguiente, nuestros encuentros con los demás es la ocasión de recordarles, y recordarnos,  esta verdad y caminar juntos hacia un fin donde jamás se pone el sol, cuyo logro depende de nuestro "querer", como le recordó el de Aquino a su hermana cuando le preguntó sobre qué hacer para alcanzar tan deseado fin


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