¿Para triunfar? Cambiar el "paradigma" egocentrista



Solidaridad.




--Ya no sabemos a quién creer--, dicen diferentes sectores del público. Pero ese público se entretiene también  desacreditando, contando bulos y  chismes sin fin a quien se ponga al otro extremos de la "red social". Al fin y al cabo, no hay consecuencia alguna para esta forma de obrar. Como si de nuevo estuviéramos viviendo en los tiempos de Copérnico (1473-1543), y la concepción geocéntrica del mundo, con el hombre en medio,  cedieran su lugar a la visión heliocéntrica propuesta por el astrónomo polaco, donde era la Tierra la que giraba alrededor del sol y no al revés.

Se suponía que Dios había creado al hombre para gobernar la Tierra y estaba situado justamente al centro de todo el universo. El camino propuesto por Copérnico supuso un gran avance para la astronomía y otras ciencias.  Se trataba de poner el Sol en medio de una Tierra en movimiento en su entorno. 

En nuestros días, se requiere también un cambio de "paradigma", una revolución donde el hombre deje de ocupar el centro de todas las cosas, y ponga a su Creador en el centro del universo. El hombre, con toda su ciencia, trabajando desesperadamente para combatir ese virus insignificante  de la pandemia actual, no puede dar soluciones satisfactorias a los problemas planteados por su presencia, y a venido a trastocar el orden actual en todas las esferas de la vida. El universo no gira alrededor de la ciencia; ya estaba ahí desde un principio y no se colocó a sí mismo en el espacio donde se halla.

Este cambio de "paradigma" supone una fuerte dosis de humildad. Implica ceder el puesto a la realidad y dejar de ser la salsa de todos los platos. Entre las aserciones básicas de Copérnico, llama la atención una sobre la Tierra: además de moverse, dice, en unión con el agua, forma una esfera única. Todavía nadie ha encontrado agua en el universo, y es lo primero que los científicos buscan como posibilidad remota en algún planeta, para conseguir  financiamiento a la aventura de la exploración espacial.

Es interesante. Con el gasto mundial para encontrar agua en el universo lejano, se podría remediar todo el hambre existente en la Tierra. Pero este cambio en la "inversión", requiere de otra "inversión": la del egocentrismo,  la fama y el triunfo y el amor propio,  por la del amor al  próximo.

Esta sí será una verdadera "revolución" copernicana: dejar de mirarse el ombligo, y considerar al "próximo" como otro "yo".


  

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