Enseñar más de la cuenta: enseñanza desvergonzada..., sin aprendizaje de valía



Autorretrato de Sandro Boticelli en el cuadro de la Adoración de los Magos (1475). 



La moda actual se ha "reducido" (sic) prácticamente a oprimir y acortar las tallas de la indumentaria femenina. ¿Fin de esta tendencia?: Enseñar el cuerpo, aunque usted piense otra cosa, "aunque la mona se vista de seda". Sandro Boticelli (1445-1510) nos muestra un ejemplo  en una pintura de 1486 con el Nacimiento de Venus. Este pintor renacentista nos ilustra  con una imagen un nacimiento  que él sabía que nunca había existido. ¿Por qué? 

Boticelli, de esta manera, puede pintar lo que quiera. Da suelta a la imaginación y nada es real. Y se hace así una de las pinturas más famosas de todos los tiempos. Su "mentira" artística, seduce. Una mujer desnuda, con cierto pudor, se muestra de pie, casi flotando, sobre una concha; viene del mar como una diosa para reinar sobre la tierra, sin altanería. La mujer seduce. Lleva haciéndolo desde su creación en el Paraíso terrenal. Ahí recibió un patrimonio original conservándolo  hasta hoy para cautivar al hombre, pues aceptó el "ser como Dios", no para el amor, sino para un dominio silencioso.

Esta representación pictórica no lleva a Dios, por muy "diosa" que sea la imagen de la representada. Es una creación profana, mitológica. Por el contrario. Se pone la belleza al servicio de lo "irreal",  sin  considerar otros principios ni las consecuencias. Manuel B. Cossío (1857-1935), historiador del arte, solía decir que "no hay estética sin ética". Atrae, sin dejar nada a cambio, excepto la promesa de un mundo nuevo. No se sabe a dónde va la "diosa" Venus que nos visita. Deja atrás el mundo medieval, y con su  desnudez invita a descubrir la patria de los dioses; mientras, alados,  Céfiro y una de sus esposas soplan con todas sus fuerzas para conducir a Venus hasta la orilla, donde le espera otra diosa con un manto para cubrirla.

De acuerdo: no se puede juzgar todo el trabajo del pintor florentino sólo por algunas de sus manifestaciones. Pintó entre 150 y 180 obras.  Sin embargo, destacan por su popularidad  El nacimiento de Venus y La primavera. En estas pinturas se manifiesta ese camino nuevo a seguir,  venido del neoplatonismo, donde el mito ocupa el papel preponderante y se confunde con la realidad

En el caso de Boticelli, su fama decae ya en su tiempo, pero en el siglo XIX, vuelve a brillar entre quienes buscan caminos nuevos en la pintura. Enseñar más de la cuenta, se convierte en la obsesión de muchos. Creen que al desnudarse en sus obras frente a los demás son realmente sinceros: no tienen nada que ocultar. Pero con el "enseñar", no se "aprende": son dos cosas distintas.

Como detalle al margen, el pintor florentino no se casó nunca; y solía manifestar su horror al matrimonio. Causó revuelo con sus ideas y su vida. Por un momento, sufrió un cambio de conducta al seguir las ideas radicales propuestas en la predicación de Fray Jerónimo Savonarola (1452-1498), florentino dominico, quien murió en la hoguera.  

Sandro Boticelli volvió a su vida anterior y a sus temores. Así se le conoce por su apodo a Alessandro di Mariano  di Vanni Filipepi. 








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