La opresión de nuestro tiempo: subvertir el orden divino



 Para este nuevo orden, "el fin justifica los medios".


El título de esta nota se insinúa en los escritos  de Ratzinger, en sus tiempos de cardenal. 

A todos nos gustaría conocer la razón de tanto desatino en las cuestiones humanas. Se habla, pero dejando de lado, el bien común, objetivo primordial de toda comunidad humana. 

El alimento, la salud, el trabajo, la familia, los hijos, la libertad, fueron dados al hombre desde el principio, a todo hombre, al primer par de humanos, hombre y mujer, y a todos sus descendientes, sin límite alguno.

Entonces, ¿qué ha ocurrido? Vemos a millones desprovistos de lo más necesario y elemental para la vida, en cualquier región de la tierra, bajo cualquiera de los regímenes posibles, desde los más arbitrarios hasta los seguidores firmes de lo marcado en sus constituciones. 

Ha ocurrido, simplemente, una transgresión del orden original de la creación, cuando el hombre se quiere hacer como Dios. 

Dios diseñó un plan: que el hombre tuviera vida y la tuviera en abundancia. De acuerdo con ese plan, la vida, el crecimiento hasta los confines de la tierra, los alimentos, no iban a constituir un problema. Pues bien, ahora, cuando se quiere exterminara a la población, se transgrede se les niega en primer lugar su condición de persona. Y masacran  a millones cada año, ante la autoridad cómplice escudada en el absurdo del "derecho a decidir".

Y metido en su papel transgresor, el perturba la paz y la convivencia. Por ejemplo, en Méjico,los habitantes de la capital confiesan, en un porcentaje cercano al 70% no sentirse seguro, según una reciente encuesta. 

Pero tampoco este hombre endiosado, es capaz de pedir perdón en serio cuando una banda criminal como ETA, después de más de 840 crímenes, disimula su proceder con palabras vacías, sin arrepentimiento alguno.  Al proceder así,  se crean secuelas desde el poder constituido para continuar ese tipo transgresor de conductas, con burlas,  como el caso de Alsasua (Navarra), una población donde solían converger miles para ser admitidos en el seminario de los capuchinos de la ciudad para iniciar sus estudios como religiosos, ahora la convivencia se ha transformado en un polvorín a raíz de una encerrona contra dos elementos de la Guardia Civil de esa localidad hace  unos meses, perpetrada por unos mozalbetes etarras de menos de 24 años. La noticia ya ha saltado a la prensa internacional, sin apuro alguno para los militantes de esta organización terrorista y de partidos afines (EH Bildu), permisivos  de todo tipo de atrocidades desde el poder municipal  de Pamplona y el regional de Navarra. 

El hombre "ya no se gusta a sí mismo", nos dice Ratzinger, después del cambio del orden original. Y llega a causa la muerte incluso a sus semejantes más próximos porque nos los reconoce como a tales; y agrede, en su ceguera contra quienes cuidan de ese orden, por precario que fuera.

La paz social como meta a lograr por los gobernantes, en primer lugar, no tiene su lugar en la mente de estas personas. El orden original se ha invertido. Ya no se busca hacer las cosas según el orden de la naturaleza, sino según el capricho indicado por el resultado  de algún estudio sujeto al método científico o, peor, a la ocurrencia dictada por alguna ideología. 

La voz fuerte de la Escritura de no anteponer nada al servicio de Dios, ha languidecido. Se adora al progreso y a la transformación  del hombre y de la naturaleza, que nos está destruyendo y apartando del camino de la conservación en el amor de todas las cosas.

En fin, algo insólito esta ocurriendo: el orden original divino, guiado por un fin conducente a la felicidad del hombre, se ha transgredido y, ahora el hombre, endiosado, propugna un "nuevo orden": el "fin justifica los medios". Cada quien puede tener el suyo propio.


https://www.nytimes.com/es/2017/10/28/violencia-mexico-interpreter-homicidios-record/



Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra