Nietzsche y Unamuno: Sólo quien tiene fe mata a Dios


Friedrich Nietzsche (1844-1900).








Nietzsche ha pasado a la historia como el pensador que mató a Dios. Él muere a los 55 años, el año de 1900.

Pero, al escarbar entre las notas de sus últimos tiempos, encontramos este poema suyo, Al Dios desconocido

Vuelve a mí,
¡con todos tus mártires!

Vuelve a mí,
¡al último solitario!

Mis lágrimas, a torrentes, discurren en cauce
hacia Ti,
y encienden en mí
el fuego de mi corazón
por Ti.

¡O, vuelve, mi Dios desconocido!
Mi dolor, mi última suerte, ¡mi felicidad!

Al leer estos versos, se entrevé, en primer lugar, que el hombre está hecho para Dios. Y pone una semilla en el corazón de cada criatura, que va creciendo sin saber cómo. En segundo lugar, la misericordia de Dios nos desborda; va mucho más allá de todas nuestras consideraciones. En tercer lugar, como Dios es "amor", espera siempre.

En el momento de la muerte, el buen ladrón sólo dijo, --Acuérdate de mi cuando estés en tu reino". Y esta súplica, tan sencilla, le valió la promesa del Cielo: --"Hoy estarás conmigo en el Paraíso".

Por tanto, la plegaria de Friedrich Nietzsche, mucho más larga, desesperada casi, ruega así al final de su vida, después de haber denostado la fe, las creencias religiosas. 

Algo parecido a la vida difícil al poema de Miguel de Unamuno El Cristo de Velázquez, que nos deja también estos versos, entresacados de su desgarrada poesía de 1920, escrita cuando tenía también 56 años:


Miguel de Unamuno (1864-1936).




Señor, que cuando al fin vaya perdido
a salir de esta noche tenebrosa
en que soñando el corazón se acorcha,
me entre en el claro día que no acaba,
fijos mis ojos de tu blanco cuerpo.

https://www.youtube.com/watch?v=eZH2BVMUSuY




Sólo quien tiene fe espera. Y parece que estos dos pensadores esperaban.


















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