El terror que viene disfrazado de robot
Sólo dos líneas. Un hotel japonés ha instalado robots en la recepción para acomodar a los clientes.
Si usted habla japonés, le atiende una "japonesita", que abre y cierra los ojos, muy mona, y le da todo lo necesitario para que se instale en su habitación. Si habla inglés, el robot aparece como un "dinosaurio".
Este hotel dice que ha ahorrado un 25% en su nómina, y ahora va a introducir más servicios robotizados, y a expandirse por todo el mundo.
El robot se encuentra incluso en su mesita de noche y le puede preguntar lo que quiera. Ajusta las temperaturas y apaga las luces cuando se lo indica por medio de su tableta.
Además de que cada día más se deja la vida en manos de estos artefactos, llama la atención que, conforme aumenta el desempleo en el mundo, surjan propuestas de este tipo que tienden a eliminar a las personas, sencillamente, poque es más económico.
Con este criterio mercantilista, se va instalando una gobernaza de terror, en donde el hombre, nacido para "trabajar" no encontrará un lugar bajo el sol en donde realizarse como verdadero humano, y al que, desde la cuna, lo irán cuidando esos robots humanoides, que abarcarán cada día más funciones, si resultan más económicos.
Si usted habla japonés, le atiende una "japonesita", que abre y cierra los ojos, muy mona, y le da todo lo necesitario para que se instale en su habitación. Si habla inglés, el robot aparece como un "dinosaurio".
Este hotel dice que ha ahorrado un 25% en su nómina, y ahora va a introducir más servicios robotizados, y a expandirse por todo el mundo.
El robot se encuentra incluso en su mesita de noche y le puede preguntar lo que quiera. Ajusta las temperaturas y apaga las luces cuando se lo indica por medio de su tableta.
Además de que cada día más se deja la vida en manos de estos artefactos, llama la atención que, conforme aumenta el desempleo en el mundo, surjan propuestas de este tipo que tienden a eliminar a las personas, sencillamente, poque es más económico.
Con este criterio mercantilista, se va instalando una gobernaza de terror, en donde el hombre, nacido para "trabajar" no encontrará un lugar bajo el sol en donde realizarse como verdadero humano, y al que, desde la cuna, lo irán cuidando esos robots humanoides, que abarcarán cada día más funciones, si resultan más económicos.
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