Fraternidad humana


Este concepto de "fraternidad humana" se ha olvidado. Suena a rancio, algo traído desde antaño, de muy lejos, y no acaba de tener sentido para esta generación...

Verdaderamente es una lástima, pues esta expresión encierra el secreto de la "paz", la solución radical a las guerras que hoy nos aturden.

El concepto nace de una realidad última, que nunca debemos olvidad: somos hijos del mismo Padre, somos hijos de Dios. De ahí nace nuestra hermandad. Nuestra dote es el cielo, pues aquí en la tierra estamos de paso, una preparación para disfrutar para "siempre" lo eterno.

Se dice pronto, pero se olvida con mayor rapidez todavía. El para "siempre"  debería ser un tema recurrente en nuestras conversaciones y así calar su trascendencia. No podemos llega al final y decir como paralítico: No tengo, no he tenido en mis casi cuarenta años de vida, alguien que me haya dicho siquiera una vez algo sobre esta realidad. Por eso yo no me puedo mover de donde estoy tirado.

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